AMLO y Morena: cómo ganar y por qué perder
Gínder Peraza Kumán: AMLO y Morena: cómo ganar y por qué perder
Poco menos que un escándalo ocasionó el más reciente desatino del presidente López Obrador, quien vertió muy malas opiniones sobre los españoles y hasta los acusó de que traen sus capitales para invertirlos en nuestro país porque saben que aquí les darán muchas concesiones y facilidades, y por ende lograrán pingües ganancias.
Las palabras del Presidente mexicano fueron muy fuertes, pues prácticamente llamó ventajistas y aprovechados a los inversionistas hispanos. Afortunadamente, más tranquilos y dueños de sí, los voceros españoles fueron cautelosos en sus respuestas y subrayaron los fuertes lazos que unen a los pueblos de los dos países, aunque no dejaron de subrayar que siempre estarán listos a defender los intereses de sus conciudadanos, incluyendo a sus grandes inversionistas.
Si la prudencia domina no pasará nada, pero ya es demasiada carga la que está dejando el jefe del Ejecutivo no solamente sobre los representantes del Gobierno que se desempeñan en el país, sino también sobre nuestros representantes en el exterior.
Pero los asuntos exteriores quizá sean, al final, menos costosos políticamente que los internos. A la fecha y después de tres años de Gobierno, todavía amplio sector de los mexicanos considera que AMLO tiene el mayor porcentaje de intenciones de voto para la aún tentativa baraja de candidatos que jugarían en 2004 por la silla presidencial.
Quienes defienden a López Obrador y le dan su apoyo irrestricto argumentan que, si bien la corrupción en vez de acabarse parece cada día más grave, los que siempre han ganado menos ahora tienen un poquitín más de dinero para gastar gracias a las dádivas, apoyos, becas o como lo quiera usted llamar que ahora reciben. El problema es que, queriéndolo o no, el dinero del Gobierno, o más bien del pueblo y recolectado por el Gobierno, se está acabando o ya se acabó, invertido mayormente en proyectos enormes (faraónicos los llaman algunos) o en apoyos sociales sin control y prácticamente sin provecho.
Similares situaciones se observan en la salud pública, el fomento a la creación de empleo, la violencia y los asesinatos impunes, el escaso aumento de la producción agropecuaria y el poco apoyo a las actividades deportivas, que bien podrían compensar la “liberalidad” con que actualmente se manejan la producción y compraventa de sustancias “estupidizantes”.
El espacio se agota y hay que ensayar un colofón: digamos que AMLO y su Morena tienen con qué ganar, pero también por qué perder. Todo dependerá de que puedan conseguir el dinero suficiente para su amplia y a menudo dispersa gama de proyectos, suavicen los enconos y aversiones que sienten contra quienes no piensan como ellos, y se construyan una imagen de gente pensante, trabajadora, honesta y tolerante, tanto en los asuntos internos como en los del exterior. Fácil, ¿no?