Mantener la esperanza, pese a tanto problema
Gínder Peraza Kumán: Mantener la esperanza, pese a tanto problema.
Me da un poco de tristeza, cierto pesimismo, pero mantengo la esperanza. ¿De qué? Pues de que todo sea solamente malos chismes, a pesar de que la mente trata de sembrar en mí el desaliento. Ojalá que piense usted igual que yo, porque eso quizá nos ayude a ver mejor las cosas.
Sucede que a estas alturas del sexenio podemos afirmar que, salvo uno que otro rubro, no solamente no estamos avanzando en todo lo que nos habían prometido, sino que estamos viendo estancamiento, o de plano retroceso.
Con validez podemos preguntar: ¿dónde están las secretarías y otras dependencias federales que deben vigilar cómo crece nuestro país?, ¿dónde están sus delegados?, ¿dónde cada una de los puestos de vigilancia y observación que se han constituido a lo largo de los años? Creo que entre las funciones de esas dependencias está o estaba encargarse de que los promotores de obras realicen sus proyectos respetando meticulosamente el medio ambiente, haciéndoles las exhortativas que sean necesarias e incluso imponiéndoles multas que desalienten en los inversionistas la tentación de violar las reglas.
Entonces, ¿cómo ve usted la situación?, ¿estamos mejor ahora que cuando empezó el sexenio en, por ejemplo, las cuestiones de salud?, ¿ahora que más millones de personas viven en la pobreza o la marginación casi total?, ¿ahora que seguimos observando las ignominiosas colas en los hospitales públicos, con enfermos esperando en los pasillos, el suelo, sus sillas de ruedas... Esperando cama y atención? ¿Y en la educación nos va mejor, ya podemos afirmar que hemos superado los estragos de la Covid-19?
Y hablando de familia, después de casi tres años de pandemia ¿ya podemos salir a pasear con nuestras esposas, esposos, hijos, hijas y demás familiares, tranquilamente por las calles y parques de nuestro país, sin temor de caer en medio de una balacera?
Cuando nos dijeron que los miles de elementos de la Guardia Nacional pasarían a formar parte del Poder Ejecutivo, que ya tenía el dominio sobre el Ejército Nacional, la Secretaría de Marina Armada de México y la Fuerza Aérea, dimos por sentado que con esa medida estaríamos más seguros. Luego nos desconcertamos cuando el Ejecutivo federal nos pidió darles a los criminales “abrazos en vez de balazos”… La triste realidad es que el número de “homicidios dolosos” (asesinatos, pues) en las calles y otras áreas públicas del país ha ido aumentando sin parar.
Hay otros temas espinosos que podemos plantear aquí, como el de la desaparición de empleos, la falta de incentivos para la inversión privada, la improductividad del campo, consecuencia del nulo o muy escaso apoyo gubernamental, etc. Pero por hoy creo que está bien que lo dejemos aquí.
Que tenga usted una buena, productiva semana, y que ya no le sigan “ayudando” con otros problemas adicionales a los que ya tenemos.