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A partir de ayer 1 de abril entró en vigor el Acuerdo por el que, de conformidad con sus atribuciones, el Consejo de Salubridad emite una serie de medidas de cumplimiento obligatorio para toda la ciudadanía, para el sector público y para el privado. Dicho Acuerdo establece que todas las actividades no esenciales deben parar desde ahora y hasta el próximo 30 de abril, momento en el que escalonadamente irán regresando a la actividad económica los miles y miles de negocios que, por el azote del Covid-19, se verán obligados a bajar las cortinas por un mes.

¿Cuáles son las actividades no esenciales? Todas las que no se encuentren especificadas en la lista que expone el Acuerdo. Solo se permitirá la operación de aquellas que sean sumamente importantes y necesarias para el sostenimiento y supervivencia del Estado mexicano y la sociedad. Sin embargo, el cierre de centros de trabajo no significa la suspensión de las relaciones laborales, pues las obligaciones patronales subsisten. ¿Qué significa esto? Que los trabajadores deberán seguir recibiendo su salario íntegro durante el mes que dure esta emergencia nacional por causas de fuerza mayor. Ahora más que nunca están fuera de la ley las famosas “renuncias voluntarias”, firmar vacaciones anticipadas, licencias sin goce de sueldo, separaciones voluntarias temporales del trabajo y, por supuesto, el despido injustificado. Cualquiera de esas razones dará pie a que los trabajadores puedan reclamar sus derechos a través de las Juntas de Conciliación, lo que supondría un perjuicio mayor a los patrones.

Tampoco es válido que los negocios se nieguen a cerrar o insistan en seguir laborando, pues pueden hacerse acreedores a una multa que va desde las 4 mil hasta las 10 mil unidades de medida, lo que equivale a las cantidades aproximadas de 320 mil y 800 mil pesos. Tanto en casos de despido, como alguna arbitrariedad o la negativa al cierre del negocio, se puede acudir a las autoridades sanitarias y del trabajo federales. No omito manifestar que aquellos trabajadores dentro del sector vulnerable (tercera edad, hipertensos, etc.) tienen derecho a retirarse un mes de sus labores aun siendo de áreas esenciales.

Sin embargo, también es una realidad que esta medida golpea fuertemente a los empresarios, sobre todo a los micro, pequeños y medianos, principal sostén de muchas familias. Lo ideal sería llegar a arreglos, convenios, que permitan satisfacer a los trabajadores y a los patrones.

Un ejemplo puede ser el pago a parcialidades, el pago anticipado de una parte y la restante en tiempo próximo o realizar trabajos “home office”, o sea, desde el hogar. Para todo lo importante será la ética, la empatía y la solidaridad entre las partes, especialmente en estos momentos de contingencia en que por un lado está el trabajador que tiene que mantenerse a sí y a su familia, con una clara desventaja frente a estas adversidades, y el patrón, que también tiene derecho a no ver mermado drásticamente su patrimonio ni truncadas sus metas profesionales, pues su empresa es pilar de la economía mexicana.

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