La utilidad de las mañaneras
El poder de la pluma
Algo se ha hecho sutilmente notorio durante la enfermedad que mantiene en aislamiento al presidente de México. Desde hace una semana que es la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien ha encabezado las conferencias matutinas del Ejecutivo. El primer día rompió récord: en apenas unos minutos dio por terminada la mañanera y se despidió de los medios de comunicación; el segundo día y contrario a lo establecido en el libreto presidencial, la ex ministra de la Corte pidió la intervención de “medios grandes” y profesionales en la sesión de preguntas, dejando de lado a los personajes de YouTube y otros medios que acostumbran llenar de alabanzas y glorias a López Obrador.
En todas las mañaneras se ve a una secretaria ansiosa, a veces incómoda con el papel temporal que le encomendaron, apurada, a prisa. En franco contraste con Obrador, Sánchez Cordero no divaga ni se pierde en el discurso, no busca encantar a quienes se dejan ni lanza ataques a enemigos abstractos que no puedan contestarle. En una semana prácticamente no ha habido ni fifís, ni potentados, ni “amos y señores de México”. La exclusión de medios de comunicación grandes se ha desvanecido y no se siente en el ambiente un delirio por el asedio de “los opositores”, “los de antes”, “los neoliberales”.
A diferencia del presidente, Olga Sánchez dice lo que tiene que decir y se va a seguir trabajando. Y el país sigue existiendo y funcionando sin desmoronarse, ahora quizás hasta con cierta tregua y calma. Tal vez sin querer ha demostrado -aunque muchos se nieguen a verlo- que la República existía mucho antes que las mañaneras y que no es indispensable que el presidente se pare a hablar tres horas de lo mismo todos los días. Los programas sociales, los megaproyectos, las iniciativas de ley, la famosa 4T; todo sigue su curso sin necesidad de la batería de descalificaciones y demagogia que se transmite desde Palacio Nacional. El famoso “diálogo circular” -que para quien escribe estas líneas no es tal cuando se abusa de la investidura para aplacar a los opositores- continúa con o sin López Obrador.
¿Quiere decir que el presidente debe desaparecer de la escena pública o que daría lo mismo si está o no? Para nada. Es innegable el peso político y la influencia que Andrés Manuel tiene al momento de dictar la agenda pública. Pero se ha demostrado que no es necesario y quizás hasta es mejor omitir las mañaneras o realizarlas una o dos veces por semana. Claro, difícilmente la 4T abandonará su principal arma ideológica y discursiva ni en aras de reducir la polarización y permitir que el análisis político busque otros nichos. ¿Imagina usted a los intelectuales orgánicos sin la pauta que marcan desde Palacio Nacional?
Extra: Celebro y mucho que el presidente presente mejoría en su salud. Sin embargo, al ver su aparición por video no dejo de pensar en el contraste brutal entre el pueblo y el mandatario. Mientras unos luchan desesperados por una cama de hospital, un tanque de oxígeno, un doctor, otros se muestran en el oropel y la opulencia que otorga el poder. Ojalá en no mucho tiempo todos podamos aspirar a ese nivel de atención.