El tema no es Loret
Héctor Lòpez Ceballos: El tema no es Loret
El tema no es Carlos Loret. Con sus detractores y seguidores, el periodismo de Loret de Mola es, cuando menos, cuestionable. El caso Florance Cassez -del que insiste no haber sabido que se trataba de un montaje- y el de Frida Sofía (la niña atrapada tras el sismo del 17 que nunca existió) todavía pesan sobre el ex conductor de Primero Noticias. Pero no él debe ser el foco de atención. El verdadero tema es lo ocurrido ya dos veces en la mañanera del Presidente.
Tampoco debe ser, como insiste AMLO, los buenos contra los malos. Desde la tribuna presidencial se divide al país entre patriotas de la 4T y “los Conservadores”, los del viejo régimen. O estás con la transformación de forma incondicional o estás en su contra. Pero ni todos somos Loret, ni todos somos AMLO. Necesariamente hay -cree quien suscribe estas líneas- otras posturas y vías distintas a los “pro tal cosa” y “contra aquel individuo”. El tema central, entonces, tampoco debe ser ese, sino lo acontecido ya dos veces en la mañanera del Presidente.
Seamos claros: independientemente de la postura ideológica de cada uno, objetivamente hablando, el haber exhibido -sean ciertos o no los datos- aparente información personal de un ciudadano de la República en un espacio visto por decenas de miles de personas es, no sólo injustificable, sino una clara muestra de desprecio o desconocimiento de la norma. Escoja usted cuál.
Es falso que los particulares tengan la obligación de poner a la vista de la sociedad sus ingresos o su patrimonio, incluso tratándose de figuras públicas. Quienes sí tienen la obligación legal de realizar su declaración patrimonial, son los servidores públicos. De ellos sí tenemos el derecho a conocer sus ingresos, pues se pagan con nuestros impuestos. Exhibir los supuestos ingresos de un civil es, si estos datos son ciertos, ilegal e inconstitucional. Si son falsos, es mentira y calumnia. En ambos supuestos nos enfrentamos a actitudes impropias de un Primer Mandatario y a acciones que exceden, por mucho, sus facultades y atribuciones constitucionales.
Si es moral o no que Loret de Mola tenga tales supuestos ingresos, lo dirá cada ciudadano según sus ideales y valores. Lo que no depende de cada ciudadano, sino que aplica igual para todos, es la existencia de un Estado de Derecho que debe estar presente en el actuar de la autoridad. Usar la privilegiada posición de la tribuna presidencial y la fuerza del Estado Mexicano para arremeter contra un ciudadano, sea quien sea, es desproporcionado y peligroso, tanto por sus consecuencias directas como indirectas, así como por los antecedentes que marca y que sugieren actos similares en el futuro, quizá cada vez a mayor escala.
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, dice constantemente López Obrador. Al Estadista, a la autoridad, la Ley.
No hace ni quince días que la Plana Mayor se paró a celebrar otro aniversario de la Constitución, ese librito que limita al Poder y que resulta un estorbo para quien prefiera el absolutismo a la República. Vaya que le han salido canas a las barbas de la Revolución.