Médicos conservadores
Héctor López Ceballos: Médicos conservadores.
“Váyanse al carajo, yankees”, pronunció en alguna ocasión el finado Hugo Chávez Frías, presidente por muchos períodos de Venezuela y quien es normalmente tomado como referente del socialismo y de la izquierda latinoamericana. Muchas veces se ha comparado a Andrés Manuel con el líder sudamericano, y en varias ocasiones el propio séquito obradorista lo ha negado. Aquella frase popular de Chávez surgió de las rencillas existentes entre Estados Unidos y la República Bolivariana de Venezuela, como una forma de confrontar a quienes, según el mandatario socialista, estaban en contra de su proyecto.
“Que se vayan al carajo”, dice ahora el presidente de México a los “conservadores”, personajes recurrentes en el discurso obradorista que, según el canon y la doctrina de la cuatroté, son aquellos que desean el retroceso del país. Claro, la frase de AMLO no se da en el contexto de un conflicto internacional por contraponerse dos modelos económicos en la región, sino por la crítica que ha sufrido el mandatario mexicano respecto a su plan para contratar quinientos médicos especialistas cubanos para que trabajen en México.
Y es que según López Obrador no hay en nuestro país médicos suficientes para atender las zonas rurales. Según él, el pensamiento conservador propicia que los médicos sólo quieran concentrarse en las ciudades y no acepten las plazas en las zonas remotas. Hasta el propio sub -no tan sub- secretario de salud, Hugo López Gatell afirma que no hay quienes quieran irse a las regiones inseguras o aisladas del país. Miren que hay que cuestionar un proyecto de nación que prefiere contratar extranjeros -porque sólo ellos aceptarían- para mandar a regiones aisladas, donde impera la inseguridad y donde las condiciones de vida son precarias, antes de mejorar esas condiciones y asegurar un trato digno a los médicos mexicanos que son muchos y a los que no se ofrecen las condiciones mínimas necesarias para ejercer su profesión. En el Gobierno federal es menos conservador y más patriota irse a lugares donde el Estado de Bienestar aún no llega, donde la inseguridad es la norma y además hacerlo por salarios precarios. Imagínese usted a los secretarios del gabinete o al mismo presidente despachando, no uno o dos días como muestran en las fotos, sino meses o años en lugares donde los médicos son asediados, amenazados y agredidos, además de tener que trabajar en centros de salud desabastecidos donde a veces es una fortuna contar con luz y agua potable. Cualquiera es revolucionario, liberal y férreo adversario del conservadurismo desde la comodidad de un palacio y con una corte a su disposición.
La discusión no debe centrarse entonces en la nacionalidad de los médicos que se quiere contratar. Da igual que sean franceses, rusos, cubanos o estadounidenses. Da lo mismo si son güeritos o morenos. La discusión está en que 1) se acusa de conservadores a los médicos que exigen condiciones de trabajo dignas y 2) se prefiere traer a médicos extranjeros antes que solucionar los problemas estructurales que enfrenta nuestro sistema de salud, y que no afectan sólo a quienes ejercen la medicina, sino a los pobladores que no reciben una atención médica adecuada y no por falta de médicos, sino por las condiciones deplorables de ese mismo sistema