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Las noticias que leemos, vemos o escuchamos en los medios de comunicación nos hablan de la inmensa cantidad de conflictos que existen en nuestra sociedad. ¡Nos urge restaurar la paz!

Uno de los medios que de forma profesional se ofrecen son los llamados métodos alternos de solución de controversias; y estos son las diversas opciones que ofrece el Estado para solucionar los conflictos entre las personas sin la intervención de un juez, pero con la misma validez legal de forma ágil, eficiente y eficaz.

La mediación, conciliación y arbitraje son algunos de los métodos que contempla la ley, en ellos se ha estado trabajando desde hace algunos años tanto en el Poder Judicial como en las procuradurías.

En Yucatán, la mediación también se puede llevar a cabo en el centro privado Camasc (Centro Americano de Métodos Alternos de Solución de Controversias), que cuenta con numerosos mediadores certificados ante nuestro Poder Judicial.

¿Por qué le apostamos a esto algunas personas? La respuesta es simple, queremos y apreciamos vivir en paz.
La construcción de la paz se inicia en casa.

En familia aprendemos a dirimir los conflictos o a llevarlos a dónde quiera que vayamos.
Los diversos ámbitos en los que nos desenvolvemos se van trastocando cuando no sabemos cómo resolver nuestras diferencias con los demás; vemos problemas entre vecinos, en los centros de trabajo, en las relaciones comerciales, en los matrimonios, en las familias sin importar la edad de sus integrantes, en las escuelas, en la calle y en todo lugar.

Estos problemas son el retrato de la sociedad “conflictiva” en la que vivimos. El reto es cambiar el paradigma, tenemos muy arraigado que en los conflictos hay un ganador y un perdedor, un malo y un bueno, es parte de nuestra cultura y eso es lo quisiéramos cambiar.

Si bien es cierto que la ley nos ofrece que ante un conflicto podemos demandar a quien nos ofendió y que nos reparen el daño, también es cierto que las sentencias de los jueces no se cumplen a cabalidad, la estadística refleja que apenas un 20% lo hace y el problema crece, no termina.

Sin embargo, las controversias resueltas por la vía de la mediación alcanzan un porcentaje de cumplimiento cercano al 90% y el conflicto sí termina.

En la primera opción, donde la sentencia es dictada por el juez, no se toma en cuenta lo que piensa cada parte, su situación específica o cómo llegaron hasta allí, pues es obvio que si existe una relación entre ambos, ésta inició de manera pacífica, sea una relación comercial, sentimental, familiar o de cualquier índole.

En cambio, las bondades de la mediación se aprecian desde el primer momento, ya que si las partes en pugna solicitan la mediación, ya tenemos el primer acuerdo entre ambos y, como el mediador es neutral e imparcial, su labor consiste en facilitar la comunicación entre ellos de modo que sean las mismas personas quienes encuentren un acuerdo satisfactorio para ambos, y lo que hayan decidido se considerará como cosa juzgada con la misma validez de una sentencia.

Por ello es posible afirmar que quienes enfrentan un conflicto y optan por la mediación, indudablemente le dan mayor importancia a restaurar la relación entre ambos que al problema en sí, y los mediadores cuentan con el entrenamiento necesario para ver en cada crisis de los demás una oportunidad para restaurar la paz.

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