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Es lamentable la posición de los 82 senadores, incluidos los tres de nuestro Estado que dieron un sí a la aprobación del uso lúdico de la marihuana; es como si no se enteraran de los problemas de salud pública que esto conllevaría, además de que los mensajes que le dan a la población son de una incongruencia mayor…por un lado el Gobierno federal intentando prevenir las adicciones, y por otro el Senado alentando el consumo.

Es más, en el mismo Senado, por un lado satanizando alimentos por su alto consumo en azúcares, grasas, etc., que lesionan la salud de la población, y al mismo tiempo no les importa que se consuman estupefacientes… ¿En qué mundo estamos?

¿Por qué nos preocupa la posición de estos legisladores? Porque nosotros sí sabemos sobre los aspectos clínicos que produce la marihuana en el cuerpo, y para ello les compartimos lo que el Dr. Víctor Manuel Guisa Cruz, experto en prevención de adicciones, nos dijera hace un tiempo.

El principal componente activo es el delta-9 tetrahidrocanabinol (THC), el cual tiene propiedades psicoactivas que causa efectos sobre las percepciones, pensamiento y conducta de los usuarios cuya intensidad varía de acuerdo a la cantidad y concentración de THC.

Se sabe que es la segunda droga ilegal más utilizada después de la cocaína y preferida entre jóvenes estudiantes.

¿Qué le hace la marihuana al cuerpo? Al fumar, los THC rápidamente pasan de los pulmones a la circulación, la cual distribuye el químico a todos los órganos, incluido el cerebro, y desde allí se fija a los receptores específicos en las neuronas e influye sobre su actividad.

En el cerebro, algunas áreas poseen gran cantidad de receptores canabinoides que regulan el placer, memoria, pensamiento, concentración, coordinación y percepción del tiempo y sensaciones; de allí que los efectos agudos registren muchos cambios como taquicardia, los bronquios se relajan, los vasos sanguíneos de los ojos se dilatan, se altera la percepción de sonidos y colores, la mucosa oral se seca pudiendo desarrollar intenso apetito y sed.

Con el uso frecuente se altera la habilidad de la persona para almacenar memoria y recordar eventos, se afecta la coordinación motora y el equilibrio al unirse a receptores en el cerebelo y ganglios basales, y en dosis altas existirá psicosis tóxica aguda, con alucinaciones, ideas delirantes y pérdida del sentido de identidad.

Los daños se presentarán en el sujeto de muchas formas, pudiendo ser psicológicas como la ansiedad, depresión, pánico y alucinaciones; en la parte cognitiva, con la alteración de la actividad mental y las funciones motoras y otras reacciones adversas pudieran presentarse como la analgesia, sedación, excitación, hipotermia o catalepsia.

Su consumo crónico reporta complicaciones similares al tabaquismo, enfermedades respiratorias, bronquitis crónica, obstrucción de las vías aéreas inferiores, infecciones pulmonares y un aumento de riesgo de cáncer; así como también deprime el sistema inmunológico y endocrino, altera la secreción de hormonas del sistema reproductivo y la capacidad del individuo a reaccionar a cambios metabólicos y al estrés.

Otros hallazgos revelan que el delta 9 THC produce acortamiento neuronal con muerte celular y fragmentación del DNA en el hipocampo.

Es un hecho que crea dependencia y adicción y se relaciona directamente con violencia, delincuencia, accidentes, ausentismo escolar o laboral y baja productividad.

¿A esto le apuestan nuestros flamantes senadores? O mejor preguntamos ¿Quién se beneficia con la marihuana?

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