¿Por qué viajar?
El Poder de la pluma
Aunque parezca lo contrario, en el origen humano están implantadas la soledad y el nomadismo como formas de vida. Sin embargo, la construcción de las sociedades modernas le ha brindado al hombre la necesidad de pertenecer a algún grupo o lugar.
Recientemente se ha impulsado la idea del viaje turístico como una forma de obtener la libertad e individualidad: “Viajar nos hace conocer más y por lo tanto ser mejores”, eso es lo que suele decirse; sin embargo, este hecho no siempre resulta verdad debido a las diferentes posibilidades que nos otorgan los viajes.
Ir y pasearse por una ciudad diferente a la nuestra no significa nada si no nos adentramos a lo inusual, a lo desconocido, a aquello que nos resulta extraño y que para los locales es tan normal, porque solo de esa forma nosotros somos los extraños y podemos entender nuestro papel en el mundo.
Debido a la necesidad de las ciudades por “globalizarse”, la experiencia de los turistas se ha vuelto similar en todos los lugares (literalmente “aquí y en China”): fotos similares, comidas similares, bebidas similares. ¿Alguna vez se han preguntado por qué esas letras enormes donde la gente se toma la foto del recuerdo se encuentran instaladas en casi todas las ciudades del país?
Vale la pena recobrar nuestro origen humano, ir y caminar el mundo solos. Y aunque muchas veces no podemos salir de nuestros territorios por cuestiones como el dinero o la familia, no hace falta.
El viaje puede definirse como la experiencia de moverse de un punto a otro y romper con la rutina. Entonces podemos viajar en nuestras ciudades y observar las cosas de manera distinta a la del día anterior. Caminar por una calle diferente o brindarle una historia a aquellos hogares que nunca observamos.
Para entender nuestro lugar en el mundo es necesario conocer a quienes lo ven de otra forma, escucharles, comprenderles y entonces volver a casa.