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Colaborar en un medio de comunicación digital tiene ciertas complejidades. Siempre se está sujeto al tiempo que parece avanzar más rápido que en cualquier otro ambiente, además de que la audiencia actual es sumamente diversa y cuenta con mayor poder de cambio.

Ahora la crítica es inmediata, severa y un tanto peligrosa, pues cualquier posicionamiento que no comulgue con la mayoría de los consumidores puede llevar el trabajo de muchas personas al escarnio público y ocasionarles un daño irreversible.

Es por eso que quienes tienen la responsabilidad de crear contenidos informativos para internet deben estar identificados con la apertura, la empatía, la autocrítica pero sobre todo con la evolución de las ideas.

Si pensamos en el origen de esta situación quizá tendríamos que situarnos en el choque generacional que nos tocó vivir. Las nuevas generaciones tienen una fe ciega en todo aquello que implique innovación y ruptura, más allá de comprender si lo que se ofrece es viable y benéfico.

Al mismo tiempo los jóvenes demuestran una total aberración por todo aquello que represente autoridad y poder, desde los gobiernos hasta las grandes empresas que acaparan los mercados. Con los medios de comunicación sucede algo similar. Las juventudes constantemente muestran desconfianza y animadversión por el trabajo periodístico, quizá porque en el pasado existió una férrea censura por parte de los gobiernos para mantener el control sobre los medios tradicionales.

El panorama descrito ha obligado a las redacciones digitales a implementar cambios en sus estilos y líneas editoriales. Los nuevos públicos exigen información precisa, rápida y con un sentido mucho más humano. Poco a poco van quedando atrás las notas parcas y sin adjetivos, los “datos duros” y el lenguaje rebuscado que en ocasiones se aleja diametralmente del habla cotidiana. La información tiene que ser lo más digerida posible para cubrir las necesidades de una audiencia que vive acelerada y cada vez tiene menos tiempo e interés por profundizar en las cosas.

Este cambio es necesario en un mundo que intenta ser mucho más inclusivo y plural. Un mundo que lucha por crear espacios para aquellos que en el pasado no los tuvieron, y en el que esa misma lucha constantemente encuentra conflictos con quienes piensan diferente. Sin embargo, ¿hasta qué punto es válido que las audiencias con un pensamiento más moderno quieran influir en aquellos medios que nacieron y están destinados a un público más tradicional? ¿Hasta qué punto es válido que los más jóvenes intentemos imponer nuestro pensamiento a aquellos que han construido una vida con una forma distinta de ver el mundo?

A veces se nos olvida que existen y existirán muchos discursos, y que la realidad puede tener diversas caras, pero eso no le quita la cualidad de real. Nunca olvidemos que el pensamiento humano cambia a cada momento, y quienes hoy somos ruptura quizá mañana seamos resistencia. Somos cambio.

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