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En muchas ocasiones, las autoridades de salud locales han intentado culpar a los medios por los altos índices de suicidio que históricamente han azotado a Yucatán. En su discurso aseguran que la reproducción de las notas y reportajes sobre los incontables casos en el estado solamente “alientan” a que más personas hagan lo mismo. La verdad es que este planteamiento parece mucho más una excusa por el poco trabajo que se hace en materia de salud mental, y una forma de desvirtuar el golpe mediático que estos temas suelen traer contra los gobiernos. No creo que una nota influya más en la decisión de un suicida que aquellas problemáticas sociales como las adicciones, la violencia o la pobreza, que suelen ser un común denominador en estas situaciones.

Lo mismo pasa con el narcotráfico, cáncer que afecta a México y que ni una administración federal (sea cual sea su color de origen) ha podido comprender y resolver para bien de la población. Los desaparecidos son cada vez más, los muertos son cada vez más y son cada vez más los jóvenes que aspiran a en un futuro ser siervos del narco y no de la nación.

¿Pero hasta qué grado esta problemática es responsabilidad de los medios de comunicación y entretenimiento? Muchos son los que aseguran que el narcotráfico es en parte culpa de las series, películas, novelas, música y de toda la cultura que gira a su alrededor. También señalan que los medios influyen mucho al retratar a través de la labor periodística a los grandes capos del narco como gente poderosa y con un amplio control de nuestras sociedades.

Existen verdades que no se pueden ocultar, y aunque es cierto que cada día se construyen narrativas que indirectamente hacen apología del delito, también es cierto que en México una gran parte de los autores que hablan del narcotráfico lo hacen porque entienden que la única manera de comprender un problema es hablando sobre él.

Hace unos años, cuando el actor Diego Luna protagonizó la primera temporada de la serie de Netflix “Narcos: México” fue mucha la crítica que recibió, ya que él es considerado un activista constante en temas de violencia y derechos humanos. ¿Cómo alguien que comúnmente se pronuncia contra la inacción del gobierno en estos casos representaría el papel de uno de los principales narcos en la historia mexicana?, resultaba contradictorio, ¿no?

En aquel entonces, el actor destacó la importancia de contar la historia del nacimiento del narcotráfico en el país, porque “es una buena oportunidad para detonar el interés de aquellos que todavía no son sensibles a un grave problema”
Y agregó: “Me interesa mucho que ese público que vea la serie en Alemania, Inglaterra y otros países fuera de Latinoamérica, la siguiente vez que se vaya a meter una línea de cocaína piense un poquito en qué hay detrás de ello” (expansion.mx/1-nov-2018).

En algo estoy de acuerdo: ya sea desde los medios, el cine o la música, siempre hay que contar la historia, hablar de aquello que muchos se niegan a escuchar.

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