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Amada Mendoza nació en Yaxcabá en el año de 1925, pueblo en el que transcurrió toda su vida, a excepción de unos breves periodos de su infancia y juventud que pasó en la ciudad de Mérida y el Distrito Federal. Amalgamó tradición y modernidad, seguía el Manual de Carreño, ensañaba a sus hijos labores domésticas y labores del campo a sus hijas. Sus padres fueron Edalía Díaz y Beningo Mendoza, ella profesora y militante socialista, él campesino e impulsor de la declaración de Yaxcabá como municipio libre en 1923.

Con estos antecedentes Amada Mendoza incursionó en la política, en las elecciones de 1967 fue electa tercera Concejala del municipio para el periodo de 1968 a 1970, fue una de las autoridades encargadas del proyecto de electrificación del pueblo. Pasado el furor de la política entabló relación con el periódico Novedades de Yucatán, primero como distribuidora, actividad a la que agregó labores de corresponsal. Sus artículos no llevaban su firma, pero gracias a su archivo personal y estilo podemos identificar varios de ellos que abordan asuntos de política, deporte o denuncia social. A través de Aristeo Cetina Pacheco hacía llegar sus colaboraciones a la redacción.

Veamos dos fragmentos de sus notas periodísticas. El 1 de julio de 1976 denunció las malas condiciones del Centro de Salud de Yaxcabá: “es de lamentarse el estado en que se encuentra el Centro de Salud de esta localidad, pues con las abundantes lluvias dicho centro parece ser alberca olímpica con techos amenazando con caer, de tal manera que, si los pacientes se salvan de morir ahogados, pensamos que del techo no se salvan”. En el mes de junio de 1978, hizo públicoel poco profesionalismo del director de la secundaria: “es grave falta de ética profesional cometer actos que no van de acuerdo con la persona. El domingo 18 de este mes, durante la celebración de la misa de clausura de curso del tercer año de secundaria, el director de la misma, bajo los efectos del alcohol sacó a las señoritas del tempo y levantando la voz en el sagrado recinto dijo que no les estregaría sus respectivos documentos”.

En una nota exponía la displicencia de las autoridades ante las peleas que sucedían en “la histórica y grandiosa plaza de la Constitución”, nombre casi olvidado del espacio que acoge al parque principal y, en otras, exigía el mejoramiento de los espacios públicos. También relató los éxitos del equipo de béisbol “Maiceros”, el más importante de la rama varonil en la historia del deporte de Yaxcabá. Sus textos demostraban el profundo conocimiento que tenía de la historia de su pueblo y de la realidad que le tocó vivir.

Con este tono y estilo publicó varias notas que dan testimonio de la vida de su pueblo durante la década de 1970, ella forma parte del reducido grupo de mujeres que, en contextos rurales, lograron sobreponerse a los estereotipos y convenciones machistas de la época. Falta escribir la historia de mujeres como ella.

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