Memoria de Oxkutzcab, siglo XX (y II)

Joed Amílcar Peña Alcocer: Memoria de Oxkutzcab, siglo XX (y II)

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El año de 1938 fue de escándalo en Oxkutzcab, todos los integrantes del Ayuntamiento presentaron su renuncia, fueron aceptadas en el mes de abril. El Congreso del Estado determinó que un comité tomara las riendas del municipio, se designó como presidente del Consejo Municipal a Francisco Parra Becerra. La nueva autoridad llegó al poder después de un escándalo, pero su administración fue tranquila, sin demasiados escollos que superar.

Durante las primeras décadas del siglo XX la pérdida y robo de ganado eran frecuentes, normalmente los animales que se encontraban vagando eran retenidos en los locales ocupados por los ayuntamientos, a través del Diario Oficial se notificaba a los interesados que pasaran por ellos. Siguiendo esta práctica, Francisco Parra en su calidad de presidente del Consejo Municipal mandó publicar en el Diario Oficial el siguiente aviso, con fecha de 6 de mayo de 1938:

“En el patio del local que ocupa la Comandancia Municipal de esta localidad se encuentra un potrillo alazán, de procedencia ignorada. La persona que se considere con derecho a la citada pieza puede pasar a recogerla, entendiéndose que transcurrido el término legal se procederá conforme a la Ley”.

No conocemos otra nota periodística o reporte de mayor alboroto, no obstante, sí hay recuerdo de hechos alarmantes. Durante el convulso periodo socialista que siguió a la década de 1920 hubo algunos asesinatos, producto de rencores políticos, ese fue el caso de la lapidación de Arcadio Santoyo, su muerte se presentó a las autoridades como un asesinato perpetrado por los grupos de abigeos que rondaban las proximidades del pueblo.

Para olvidarse del infortunio que de vez en cuando visitaba a la población no había mejor refugio que el juego. El 6 diciembre de 1937 Alberto Granados notificó la apertura de un salón de villar, dos días después Álvaro Durán se encargó de hacerle competencia. El béisbol era la diversión predilecta de la juventud. Más que en el ocio la mayor cantidad de horas se invertía en el trabajo. Hieleras y cooperativas azucareras eran la industria emergente, el paso de las décadas las obligó a ceder su lugar a la agricultura de cítricos a gran escala, así se inauguró la entrada de Oxkutzcab a su nueva modernidad. El paso del tiempo es innegable, pero en los recuerdos de su gente aún vive el pueblo que fue.

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