Rumores y temor durante la Guerra de Castas
Joed Amílcar Peña Alcocer: Rumores y temor durante la Guerra de Castas
El historiador Eligio Ancona menciona en su Historia de Yucatán que la Guerra de Castas se extendió, cual llama en el monte, por Peto, Sotuta y Valladolid. Todos los poblados del Oriente fueron movidos por el mundo criollo a la intranquilidad. De la mano del rumor el temor aumentaba cada día, se hablaba de posibles ataques y del avistamiento de personas rondando los montes. Estos relatos estaban marcados por el temor criollo, la mayoría presentaba imágenes desgarradoras que magnificaban los sucesos y, a la postre, crearon un rechazo a la población maya.
Rodolfo Menéndez da una muestra de este tipo de narrativa, en uno de sus numerosos escritos registró lo siguiente sobre un ataque a Tiholop: “un grupo de barbaros penetró cautelosamente en la escuela, con el azoramiento que es consiguiente de parte de los alumnos, que se escapaban por donde podían o se ocultaban en el solar de la escuela, del mejor modo posible. El maestro, sorprendido por los asaltantes, fue lanzado a una plazuela, donde, en compañía de otros infortunados vecinos de Tiholop, sirvió de toro a los indios hasta fallecer sacrificado horriblemente”.
Casos como el anterior, confirmados en fuentes archivísticas (los menos) o que perviven en la memoria criolla (los más), significaron un fuerte golpe a la sensación de seguridad en el Estado. Tenemos constancia de las medidas que tomaron algunas autoridades ante posibles enfrentamientos armados.
En Yaxcabá, demarcación política a la que pertenecía Tiholop, se solicitó que el cuerpo militar al mando del Coronel Tiburcio Díaz les brindara protección. De poco sirvió este contingente, en menos de un año Yaxcabá era casi una población en ruinas.
Serapio Baqueiro escribió en el primer tomo de su Ensayo histórico de las revoluciones en Yucatán que los indígenas sublevados “no habrían de detener sus triunfos sin llevar su bandera exterminadora hasta aquella envidiable población [Yaxcabá]”.
El día 7 de marzo de 1848, para remendar su orgullo y defender al mundo criollo, Tiburcio Díaz emprendió con sus fuerzas militares la recuperación de Yaxcabá, se trató de una operación fallida, pronto se verificó su derrota. Este incidente no pasó desapercibido para las autoridades de Sotuta que priorizaron su defensa estableciendo un cuartel de operaciones militares.
Bajo este panorama Yaxcabá y sus pobladores fueron dejados de lado.
El destino de Yaxcabá durante la Guerra de Castas fue consecuencia del temor, así como de las decisiones de las autoridades yucatecas. Es importante que nos preguntemos cuál fue el papel que jugaron los rumores en la caída y desolación que sufrieron muchos poblados, cuántos fueron abandonados o simplemente ignorados.