Teatro escolar y revolucionario en Yucatán (I)

Joed Amilcar Peña Alcocer: Teatro escolar y revolucionario en Yucatán (I)

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La mayoría de los profesores yucatecos de las primeras décadas del silgo XX fueron decididos partidarios de la Revolución, algunos de ellos hicieron uso de su talento literario para diseñar estrategias pedagógicas que les ayudaran a difundir el mensaje de renovación que aquella traía consigo, una de ellas fue el teatro escolar. De función pedagógica y moralizante las representaciones del teatro escolar constaban de un solo acto, pocos personajes y una trama sencilla impregnada de las nuevas consignas sociales. El profesor era el guionista y los estudiantes los actores, la idea era que a través de la memorización de los diálogos y su representación la comunidad escolar se apropiaría de valores sociales como la honestidad, la diligencia o le obediencia.

Uno de los representantes de este género fue el profesor Aristeo Vázquez Delgado, publicó dos guiones de teatro escolar o educativo. El primero de ellos fue el sainete infantil La caperucita roja (1928), una obra breve que no supera las 15 páginas de extensión, podemos considerarla su primera aproximación a este tipo de actividades. En 1935 salió de la imprenta Dramatizaciones escolares, obra que tiene todas las características del teatro escolar yucateco: brevedad, educación, instrucción y Revolución. El autor, fiel a los ideales del profesorado revolucionario, declara en las primeras páginas que su obra es su aporte a “la renovación escolar” de aquellos días.

Los doce guiones que forman la obra se reparten en 33 páginas, en promedio cada libreto ocupaba poco más de dos páginas y media, el libro abre con “El Ratón y el Gato”, una advertencia a los niños sobre el peligro de la desobediencia. La trama trata de un pequeño ratón que se aventura al exterior de su madriguera, desoyendo el consejo de su mamá cae en las fauces del gato. Este texto cierra con unas líneas del gato: “Aprecio harás de mis dientes…este castigo es muy justo, pues siempre mueren de susto los hijos desobedientes, es inútil que tu llores, tu súplica será vana pues nunca te dio la gana de escuchar a tus mayores”.

Estos textos de composición simple no aspiraban a ingresar al canon literario de la época, la práctica literaria de los profesores yucatecos de la primera mitad del siglo XX estuvo más relacionada con la acción revolucionaria que con la experiencia estética. En este contexto el teatro sirvió para la búsqueda de nuevos horizontes sociales a través de la educación, fue un espacio para la reproducción de valores y de experimentación que paulatinamente transitó de su orientación infantil a un teatro de denuncia.

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