La iglesia de tres torres en Yaxcabá (II)
Joed Amílcar Peña Alcocer: La iglesia de tres torres en Yaxcabá (II)
Las construcciones religiosas de Yucatán resguardan testimonios sobre varios procesos de nuestra historia, todos ellos complejos e importantes. La zona oriente de nuestro Estado albergó movimientos de resistencia maya en contra de la invasión y el despojo, uno de los más relevantes fue la sublevación de Jacinto Canek en 1761, los muros de la iglesia de Yaxcabá dan testimonio de él.
Después de un periplo de mucho tiempo, Jacinto Uc de los Santos “Canek” llegó al pueblo de Cisteil, ahí se proclamó Rey y habló a sus habitantes sobre la necesidad de liberarse de las pesadas imposiciones que caían sobre ellos. Animó el levantamiento armado, dirigió discursos y ofició celebraciones en la iglesia. Se organizaba un movimiento de liberación, sus simpatizantes enviaron mensajes a los pueblos vecinos solicitando respuestas de adhesión. El surgimiento de este nuevo líder corrió como pólvora, la noticia llegó a oído de mayas y españoles.
Desde el pueblo de Sotuta, el capitán Tiburcio Cosgaya escribió al gobernador para informarle que: “un indio [de Tixcacaltuyub] llamado Luis Cauich [dijo] que en el pueblo de Cisteil […] se habían levantado todos los indios así los principales como lo chicos, con armas de fuego y garrotes”. No fue tardo ni perezoso para armar un destacamento que se dirigió a aplacar violentamente el levantamiento, no había intención de diálogo, solo de exterminio. Poco después, Ignacio de Alvarado informó a las autoridades correspondientes que Cosgaya había muerto. En recuerdo del capitán se colocó una lápida en el interior de la iglesia de Yaxcabá, este monumento dice: “Yace aquí el capitán a quien le cupo por suerte el dar con su triste muerte vida alegre a Yucatán, en su ocaso se hallarán en su ser restituidas vidas que estaban perdidas quedando, aunque celebrado con muchas muertes, vengada muerte que dio muchas vidas”.
Los templos católicos son monumentos que sobrepasan la significación religiosa, en este caso sirvieron para perpetuar la memoria de la dominación española. Jacinto Canek murió torturado y reducido a cenizas por manos españolas y criollas; pero su memoria vive más allá de la piedra. Pasaron varias décadas para que llegaran rumores de guerra y sublevación que se hicieron realidad en el año de 1847.
Durante la guerra social maya, Yaxcabá y su célebre iglesia se vieron inmersos en un proceso histórico de gran magnitud e incuestionable trascendencia.
Las citas de las cartas utilizadas en este artículo provienen del libro Rey Canek, obra de los investigadores Pedro Bracamonte y Gabriela Solís.