A mediados del siglo XVIII inició en el pueblo de Yaxcabá la construcción de uno de los edificios religiosos más singulares del paisaje yucateco; una iglesia de tres torres monumentales. A pesar de su importancia arquitectónica e histórica son pocos los datos disponibles sobre este templo, el Catálogo de construcciones religiosas del estado de Yucatán no aporta mucha información al respecto y las fuentes disponibles son limitadas.

Alfredo Barrera Vázquez, basándose en un informe elaborado en 1757 por el obispo Ignacio Padilla, dedujo que fue edificada entre 1753 y 1755. En ese mismo informe se da una breve descripción de la iglesia que estaba prácticamente finalizada: “[en el] pueblo de Yaxcabá [el] cura que es el Dr. Don Agustín Cano (electo Racionero de la Catedral de Mérida) ha construido en menos de dos años una hermosa iglesia de bóveda con su crucero y capilla mayor”.

El historiador Miguel A. Bretos afirma que el conjunto arquitectónico fue concluido por el cura Josef Ambrosio de Yguala e inaugurado por el obispo Ignacio Padilla en una visita pastoral. Esta propuesta se basa en el amplio periodo de tiempo que Josef fungió como teniente cura de la parroquia, fue titular de 1747 a 1755 e interino hasta 1758, así como en la documentación sobre las visitas de Padilla que resguarda el Archivo de la Mitra Emeritense. El mismo Bretos menciona la posibilidad de que iniciara la construcción del templo varios años atrás, esta hipótesis parte de un informe escrito en 1737 por el obispo Francisco Pablo de Matos Coronado en el que menciona la existencia de un templo “muy digno de repararse” en aquel pueblo. Bajo este último argumento las actividades constructivas registradas en la década de 1750 solo daban continuidad al proceso constructivo. Podemos concluir que el edificio tiene una edad aproximada de 284 o 268 años, dependiendo de las fuentes que consultemos.

José Díaz Bolio llegó a escribir que “si solo fuese por su singular y bello convento con iglesia de tres torres que da la idea de ser único en América, el pueblo de Yaxcabá merecería ser considerado como un monumento colonial. Bello en su perfil arquitectónico y casi intocado […], es un sitio de personalidad única, inconfundible entre todas las poblaciones de Yucatán y de México”. La opinión de este escritor, cuyas raíces familiares están en esta población, es un reflejo de la añoranza del pasado señorial que tiene en las construcciones religiosas algunos de sus lugares favoritos para hacer memoria.

No cabe duda que esta iglesia encierra muchos de los pasajes de la vida comunitaria de los yaxcabences, también está enrevesada con varios episodios de su historia. Si el lector nos lo permite, sobre ello escribiré en las siguientes entregas de esta columna.