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La función capital del hombre mediocre es la paciencia imitativa; la del hombre superior es imaginación creadora. El mediocre aspira a confundirse en los que lo rodean; el original tiende a diferenciarse de ellos.- José Ingenieros, El Hombre Mediocre

Hay que saber competir en la sociedad posmoderna en la que vivimos. Competir y comparar es un binomio, un común denominador. Se compite por todo y para todo. Hay la sana y la mala competencia. Nos van a criticar, hagas lo que hagas, sean actos buenos o malos, pero la crítica es ipso facto.

Ya lo decía Thomás Hobbes: “La competencia es una de las tres causas que provocan la guerra entre los hombres”. Es la lucha por ser el mejor o por apoderarse de las cosas más anheladas por los demás. ¿Qué hace que los individuos compitan entre sí?

La gente mediocre, esa gente que no quiere salir adelante, que es conformista y que se la pasa mirando lo que los demás hacen o dejan de hacer, es la que en realidad va a hacer todo lo posible para que quienes no están en esa condición de mediocridad no salgan adelante. Aquellas empequeñecidas por su mediocridad, que no quieren que los demás salgan triunfantes. En la sociedad actual, hay mediocres que viven pretendiendo hacer todo lo posible por detener el avance de los que sí quieren progresar y mejorar sus condiciones de vida. Habrá que tener mucho cuidado con ellos, ya que su negatividad, “karma” o mala vibra inundarán con su mal a todo aquel que se le acerque. Dice Marco Aurelio Antonio sobre la venganza: “El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele".

Mucha de la gente negativa, tóxica como también se le conoce, tiene por sistema generar pleitos o como se dice vulgarmente “amarrar navajas”. Como parte de su sistema de ataque contra los demás, hará todo lo que esté a su alcance para ir contra los que destacan por sus ganas de hacer cosas constructivas y sus deseos de salir adelante pese a los obstáculos que encuentren.

En la teoría del cambio existen tres tipos de sujetos: a) los que desde el principio quieren transformar o cambiar las cosas; b) los que se oponen rotundamente al cambio, porque consideran que están mejor en sus estados de confort y ningún cambio les traerá beneficios, y c) los neutros, quienes esperan que se desarrollen las circunstancias para saber por “dónde jalar”, si se van con los que quieren el cambio o si se quedan con los opositores a transformarse. Los que se oponen a cualquier modificación son los más propensos a ser los que con llamas de invisible venganza lanzarán cualquier ataque al progreso de las instituciones o cosas. Suelen ser gente dolida que a primeras de cambio saca sus más bajas y lacerantes pasiones.

Me niego a ser pesimista, empero ¿no es el hombre mediocre el que determina el mundo actual?

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