La invasión de las playas
El poder de la pluma
La distancia más corta entre dos puntos es la línea dura.- Filósofo de Güémez.
Terminan las vacaciones y muchos dejarán de acudir a las playas, el tema de la invasión a la zona marítima continúa. Hace aproximadamente un mes manifestamos en este mismo espacio este grave problema y sigue pendiente de solución. ¿Qué ha pasado desde entonces? Nada, absolutamente nada. ¡Tampoco esperábamos que ocurriera! No somos ilusos, somos un país en donde no ocurre nada, pese a que sabemos del tema. Si a la autoridad no le interesa hacer algo, no ocurre nada, se quedan las cosas como están, dicen que “un periodicazo” dura de 6 am a 4 pm. Los ciudadanos somos muy pasivos. Solo es aguantar el embate, y después se olvida. Por esto he querido insistir en levantar la voz para intentar hacer conciencia del asunto.
Los abogados en particular sabemos que en un verdadero país donde impera el Estado de Derecho lo único que determina el comportamiento de las personas es la ley. El sometimiento de gobernados y gobernantes al cumplimiento irrestricto de la ley. La regla general es la obediencia del mandato legal y las excepciones son las violaciones a la ley que la propia autoridad trataría de subsanar poniendo a autoridad y a la ciudadanía al dictamen jurisdiccional de conformidad con la ley. De eso se trata el verdadero Estado de Derecho. Pero en nuestro país parece que es al revés. La regla general no se cumple, solo excepcionalmente.
El artículo 27 constitucional sostiene que hay una zona prohibida en donde los extranjeros no podrán tener el dominio directo en una faja de 50 kilómetros de la costa y 100 de las fronteras, ¿Se cumple este mandato constitucional o es letra muerta? El mismo 27 refiere también que los extranjeros que adquieran bienes inmuebles en el país deberán convenir ante la Secretaría de Relaciones Exteriores en considerarse como nacionales respecto de dichos bienes adquiridos y en no invocar la protección de su gobierno bajo la pena, en caso de hacerlo, de perder el bien en beneficio de la nación. ¿Algún extranjero ha perdido bienes por esa causa?
En fin, ninguna persona debe invadir la zona marítima federal de playa por muy influyente que sea. La autoridad debe poner en orden a quienes lo hagan. Las playas en México son públicas, no existen jurídicamente playas privadas, quienes quieran particularizar las playas deberán ser sometidos al mandato de la ley. No basta con pagar, este tema no debe ser de posibilidades de pago. No es transacción mercantil. Se trata de respetar el espíritu de la ley que el legislador puso en ella por orden del pueblo.
Si permitimos que siga esta anomalía jurídica, mañana privatizarán el mar y tampoco nadie dirá nada, ni hará nada al respecto. En otras latitudes algunos ya lo empiezan a hacer, poniendo cabañas dentro del mar. En una de esas se animan a privatizar el lecho y el subsuelo marino. Pero ¿y el pulpo apá?