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En nuestras sociedades de consumo, el individualismo parece ser un común denominador. Está de moda decir: “lo que pienso”, “según yo” o “mi punto de vista.” “El yo” impera por doquier. El mundo posmoderno tiene por característica fundamental el subjetivismo. Es la persona quien tiene derecho a ser como quiere. Es el individuo en lo personal el punto medular de esta concepción filosófica de la posmodernidad, visualizada en el siglo XIX por Friedrich Nietzsche.

No obstante esta concepción filosófica imperante, existe una serie de esfuerzos contario sensu. El hombre siempre ha intentado asociarse para lograr ciertos fines o propósitos. Lo hacía hasta para la caza del poderoso mamut.

Entre estos esfuerzos loables está la colegiación de los profesionales. La acción de unirse no es cosa menor. En el campo del Derecho en Yucatán están varios colegios. El Colegio de Posgraduados en Derecho, A.C., fue creado en 2012 y busca ser punta de lanza en la investigación jurídica en el Estado. Si tomamos en cuenta que hacer investigación es fundamental para que un país logre salir del subdesarrollo, entonces crece la importancia de colegios como el de posgraduados en Derecho. Por esto me da gusto que exista esta asociación (CPDY) que pretende aglutinar a los mejores posgraduados en el Estado. Entre sus miembros están distinguidos maestros y doctores en Derecho de Yucatán. Me enorgullece ser parte de esta plantilla de asociados, espero estar a la altura de ellos.

Tristemente no se hace mucha investigación jurídica desde Yucatán, pese a que algunas universidades locales lo refieren como uno de sus puntos básicos. Este mismo fenómeno ocurre incluso en instituciones públicas que supuestamente deben estar dedicadas a ello. Por esto es loable la actividad que dicho colegio de posgraduados realiza.

En este México muchas veces simulado, el poder político utiliza a grupos organizados para “socializar” tal o cual acción gubernamental. Es un error prestarse a este tipo de faramallas institucionalizadas. Pervierten su propósito.

Tolerancia, respeto y pluralismo son valores fundamentales que proclama el CPDY. Tolerar es aceptar al otro con sus diferencias. Es permitir, no avasallar. Respetar es salvaguardar la dignidad del otro. Finalmente, el pluralismo es la acción de aceptar ideologías diversas en el marco de una sociedad, sindicato o asociación. Es también no pretender imponer modelos a seguir. Sin temor a equivocarnos, son valores del hombre del siglo XXI.

Hacemos votos para que se potencialice el esfuerzo de los miembros del CPDY. Debemos los mexicanos modernizar nuestro marco jurídico. Tristemente tenemos instituciones del siglo XX, cuando ya vamos en el primer cuarto de vida del XXI. Alcanzamos el futuro y lo hicimos con muchas instituciones del siglo pasado. Ese es el reto.

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