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No podía dejar pasar este momento de reclamación social, en relación con el paro nacional denominado “Un día sin mujeres”. A lo largo de la historia son muchos los autores que han abordado el tema de la posición de las mujeres en las sociedades humanas. No hay que descontextualizarlos. Vivieron épocas diferentes, desde la antigüedad, pasando por la edad media hasta la época moderna.

José Ortega y Gasset sostiene: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”. Es decir, lo que nos rodea nos hace ser, junto con nuestra esencia. Lo que pasa en las calles y en nuestras sociedades nos impacta directamente.

La mujer tenía un lugar secundario en la época de Platón. El varón adulto mandaba en la sociedad. Desde luego que hace 24 siglos la concepción en este tema era muy diferente; sin embargo, Platón fue defensor en cierto modo de la participación de las mujeres en las cosas de la polis. En La república plantea: “Por tanto, existe también la mujer apta para ser guardiana y la que no lo es. ¿O no son ésas las cualidades por las que elegimos a los varones guardianes?”. Nunca más casos como las “juanitas” del Congreso.

Tomás de Aquino fue un teólogo y filósofo altamente misógino. En su tiempo, (1250 d.C.) la mayoría visualizaba a la mujer con poca capacidad para participar en cosas no acordes con “su naturaleza”. “Defectuosas y mal nacidas”, decía este pensador en referencia a las mujeres. Me pregunto ¿por qué no hay papa mujer o curas mujeres?

Seguramente no existe autor más misógino en la historia del pensamiento filosófico que Arthur Schopenhauer: “Toda mujer necesita un amo”. El desprecio de este autor al género femenino es patente. Pero también nos da la posibilidad de estar conscientes de lo que no debe ser. Se dice que cada quien habla como le va en la feria.

Karl Marx para 1860 defendía a las mujeres cuando aseveraba: “El progreso social puede ser medido por la posición social del sexo femenino”. Es esa posición social de las mujeres lo que indica un adelanto o estancamiento. Lo dijo hace tres siglos y seguimos discutiendo lo mismo. ¿Estamos estancados?

Nietzsche, pensador del siglo XIX, fue un misógino confeso. Se atrevió a decir: “Hay en el fondo de la vanidad personal de cada mujer un menosprecio impersonal por la propia mujer”. Es decir, para él, la más severa crítica de la mujer es otra mujer. Es lo contrario a la sororidad. Michel Foucault hablaba de “la normalización de las conductas sociales”. No olvidemos que incluso se ha criticado la relación poco equitativa de Octavio Paz con su esposa Elena Garro y de Jean Paul Sartre con su pareja Simone de Beauvoir. Machismo “normalizado”.

Por último, esta manifestación de justicia en el trato entre hombres y mujeres conlleva responsabilidad de ambos géneros. No se trata de avasallarnos unos a los otros, se trata de generar una sana conciencia y realidad armónica entre ambos. Por cierto, ¿cuándo tendremos a una mujer presidente de la república? Ya es hora, ¿que no?

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