Santa Lucía, el parque invadido

José Luis Ripoll Gómez: Santa Lucía, el parque invadido.

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Es prudente no fiarse por entero de quienes
nos han engañado una vez

René Descartes

Desesperado por encontrar un espacio de remanso por el agobiante calor de Mérida, acudí al vetusto parque de Santa Lucía en el centro de la ciudad. Para mi sorpresa, no había bancas vacías, estaban ocupadas de sudados turistas en busca de refugio contra los inclementes rayos del sol. Solo habían sillas y mesas de restaurantes que extendiendo sus dominios en áreas de todos, avasallan la idea de que los espacios públicos de parques y jardines, no son parte de los servicios públicos municipales, sino simples extensiones de paladares.

Sin ostentarme más que un simple ciudadano, subí en mis muros de redes sociales varias imágenes, donde se evidencia la invasión restaurantera a los espacios públicos. Pregunté a un temeroso policía asignado al área si era correcto esta situación y, sin dudar me reviró: “Son órdenes de los jefes” y, en graciosa huida, puso tierra de por miedo, digo, de por medio.

Los diferentes portales informativos y medios impresos hicieron las imágenes virales y a la autoridad municipal no le quedó otra opción, a “regañadientes”, que informar que los directores de gobernación y de desarrollo económico turístico se habían reunido en “rápida acción” con los restauranteros e informaban que retiraban sus estructuras del parque. Dijeron también que la Comuna de Mérida garantizaba la armonía y disfrute de los espacios públicos. Fue mentira, ni lo uno ni lo otro. El parque sigue invadido de estructuras de los restaurantes, es casi imposible atravesarlo sin tener que pasar por fierros y maderas.

El bien jurídico tutelado tratándose de parques, es que son lugares de esparcimiento ciudadano, donde cualquier persona puede acudir a sentarse en una banca sin mayor preocupación que relajarse y pasarla bien con la seguridad que esto implica.

La Ley de bienes del Estado reconoce que los bienes públicos tienen dos dominios o usos, el privado y el público. Los primeros no pueden ser susceptibles de concesión u otra forma de ampliar la esfera jurídica de los particulares. Dice el artículo 26 de la Ley de Bienes del Estado: “Las autorizaciones, concesiones, permisos y licencias sobre bienes del dominio público, sólo podrán otorgarse de manera temporal y con carácter patrimonial, cuando concurran causas de interés público, y deberán efectuarse conforme lo dispuesto en la ley de la material [...]”. Los restaurantes tienen interés privado.

Por nuestra parte, seguiremos dando puntual seguimiento al tema del parque de Santa Lucía, patrimonio de todos los yucatecos, no del H. Ayuntamiento, ni del señor Alcalde. Que nadie se sienta con derecho a hacer y deshacer en los parques y jardines lo que les plazca. Mérida no es de alguien, es de todos. Es claro advertir que se viola la Ley de bienes al permitir que los restaurantes invadan espacios de esparcimiento público. Más claro ni el agua.

Las autoridades municipales nos tratan de dar “atole con el dedo”. Solo pueden hacer lo que las leyes les permiten hacer, no a su “real saber y entender”. 

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