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Muchas personas pasan por la vida sin descubrir quiénes son. Algunas quedaron programadas por experiencias negativas y piensan negativamente de sí mismas, lo que las lleva a actuar negativamente.

El autoconcepto, cuando es negativo, se nota en los sentimientos de inadecuación, en la represión de aptitudes y, por lo tanto, en la poca realización personal.

Quien aprendió a tener un autoconcepto y una autoimagen en negativo también puede desaprenderlos y sustituirlos por un autoconcepto y autoimagen positivos. Tenemos la capacidad de reconstruirnos y de disfrutar de una vida satisfactoria, ya que para eso fuimos creados.

Hemos sido dotados de ciertos talentos y habilidades para bien propio y para compartirlos con los demás.

Para esto, hay que centrarse en las oportunidades, no en los obstáculos. Para elegir nuestra propia dirección se necesita arrojo y correr riesgos ya que nada es seguro y fácil.

La pregunta es: ¿estoy preparad@ para transformar mis sueños en realidad? Se tiene que estar dispuest@ para manejar y eliminar pensamientos y acciones negativas, ser autocritic@ para detectar “pautas de conducta” contrarias a nuestras metas y cambiarlas por otras que abonen al avance hacia el fin propuesto, con la mente viva y abierta; sin miedo al compromiso, siendo una persona concreta y digna de confianza… admitir los errores y hacer lo necesario para corregirlos. No darse por vencid@ ni lamentarse para así poder corregir los puntos en conflicto y tener la voluntad de vencer el desánimo y aumentar el esfuerzo en la dirección correcta.

Las cualidades y técnicas esenciales para ser líder de la propia vida se aprenden y desarrollan mediante la educación y la experiencia. Podemos aprender a comunicarnos con claridad, a tomar decisiones eficaces, a motivarnos e inspirarnos, a mostrar y mantener respeto por nuestra persona y a confiar en uno mismo; ser paciente con los errores que cometemos, ser humildes y estar abiertos a nuevas ideas y a opiniones diferentes, manteniendo el sentido del humor. A mi parecer, lo principal para ser líder, es desarrollar buenas relaciones con las personas, tener una compresión amplia de la naturaleza humana y establecer un plan de acción para llevarlo a cabo en un proceso que es preciso evaluar para corregir a tiempo algún desvío.

El liderazgo implica una enorme carga de responsabilidades, sin embargo, al mismo tiempo es emocionante y estimulante al darnos cuenta de que somos capaces de planear, organizar, orientar y llevar a cabo lo que queremos. He ahí al líder que lleva con mano firme las riendas de su propia vida.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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