|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

No es lo mismo sentirse content@ que ser feliz. Para estar contentos dependemos del mundo exterior… En cambio la felicidad brota del centro personal, en forma de gozo interior. Por eso, quien es feliz puede encontrarse en la situación más pesada y aburrida sin perder ese gozo interior. Gracias a este gozo la persona siente su cuerpo con agilidad, ligero… su mirada es brillante y sus gestos de apertura y fácil abrazo… Vive el presente y disfruta todo lo bueno y bello que encuentra…, es comunicativa, colaboradora, empática…, dispuesta a aprender de los demás, capaz de contagiar a otros su entusiasmo y sentido del humor. No es solemne.

En mi experiencia, lo que cada quien valora -o sea los valores personales- colorea y embellece la personalidad de acuerdo con la dedicación y el esfuerzo con los que libre y responsablemente se viva. Mientras más me comprometo con los demás y con el ambiente natural, tanto más todo es mejor y mayor mi gozo al ver que en otros aparecen la alegría y el gozo de que no estamos solos. En la vida nadie más que uno puede hacer lo que a cada quien le toca hacer. Nadie nos puede suplir. En los demás encontramos estímulos, modelos, ejemplo y algo tan importante: ¡amor! Sin embargo, nadie puede sustituirnos en la obra de nuestra propia vida.

La ética es un valor que mejora y perfecciona nuestra vida, pues comprueba que “obrar el bien y evitar el mal” conlleva en su práctica una profunda felicidad. En mi experiencia, es uno de los valores más relevantes que al vivirlo se convierte en gozo del corazón. En la medida que los practicamos se perciben y se sienten más y mejores la belleza, el arte…, la alegría del ser y la buena calidad de vida. Sabemos que hay en nosotros circuitos neuronales que nos impulsan a seguir mirando, escuchando, jugando, experimentando, investigando, imaginando, descubriendo, amando, construyendo y encontrando alegría y satisfacción en lo que hacemos y descubrimos.

Una conclusión puede ser que no por cualquier camino llegamos a la felicidad. Ni el éxito, ni el placer, ni el dinero ni nada de esto, por sí solos, llegan a calmar nuestros anhelos de felicidad. Entonces se clarifica que las acciones como: elegir, dialogar con uno mismo, hablar, reír, etc. son lo mismo que el comportamiento. “La actitud es un estado psíquico, espiritual y neurológico de disponibilidad que influye en las reacciones de los individuos frente a personas y situaciones con las que se relacionan y aparece la llamada opción fundamental que brota del centro personal”, según Gordon Allport, psicólogo. Para mí, es la decisión de lo que haga, diga y me comprometa con alma, vida y corazón… bien hecho en lo humanamente posible. Así mis decisiones orientan el curso de mi vida, nunca perfecta, pero sí de mejor calidad, y ¡soy feliz!

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton