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Entre tantos regalos recibidos pensemos en toda la riqueza que el don de la vida nos ha proporcionado y demos GRACIAS INFINITAS al Creador.- Anónimo

Pasada la Navidad, aunque presente como nunca, reflexiono y vuelvo a repasar, admirar y agradecer los regalos que recibí y que me fueron dados con tanto amor. Admiro y agradezco el don de la palabra que nos permite expresar nuestras necesidades, nuestros sentimientos; y relacionarnos con la familia, con los amig@s que muchas veces nos animan y otras, nosotros los alentamos a seguir adelante.

Aprecio y me asombro del regalo del oído. Gracias al cual podemos deleitarnos con la voz de nuestros seres queridos y sus palabras que de mil maneras nos dicen que nos respetan y aman… la plática con los hijos, con sus nuevas y chispeantes anécdotas e ideas… y con las charlas amenas con amigas y amigos; escuchar la música que nos transporta a inolvidables momentos con la belleza de su armonía; escuchar los boleros que evocan el amor romántico que hace soñar y recordar las serenatas de los años jóvenes y no tan jóvenes, que todavía emocionan y aceleran los latidos del corazón. Oír con deleite el rumor de las hojas de los árboles que se acarician con la brisa y el canto de las torcacitas que agradecen el nuevo día…

¡Ah! el preciado don de la vista… poder ver la llegada majestuosa del astro rey para dar vida; admirar las flores, los árboles… y en la noche las estrellas y la luna con su bello resplandor; ver el rostro de los hijos, de el o la compañer@ de vida con quien formamos nuestro hogar por el SÍ que dijimos el día del compromiso de amor “en las buenas y en las malas”, tal vez, sin siquiera imaginar la enorme responsabilidad que conlleva.

Agradecer el sentido del gusto… y del olfato y del tacto. De rodillas demos gracias por la capacidad de pensar, por la memoria, la imaginación, la inteligencia y la capacidad de sentir nuestros sentimientos y pensar acerca de nuestros propios pensamientos. Por las bendiciones que estos regalos han traído a nuestra vida dar gracias infinitas por recibirlos año tras año. Han sido y son los regalos más preciados y atesorados.

Y tú, seguro ya le dedicaste un tiempo de calidad a repasar los regalos que te dieron tus amigos y agradecerlos, pero ¿cómo agradecer lo suficiente los regalos inapreciables de AQUEL AMIGO que tanto nos ama y que nos regala estos inapreciables dones? ¡Ah! ya sé, empleándolos día a día para nuestro bien y el de los demás. Esto es: amarme y amar. Tal vez no a todos les regalaron lo que a ti y a mí. Así que pongamos lo mejor de nosotros para servir a quienes lo necesiten, con amor y agradecimiento. Sólo así sabrá el Creador que le agradecemos infinitamente los regalos que nos da.

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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