El verdugo: “debería”

Josefina Centeno de R. Valenzuela: El verdugo: “debería”

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El concepto “DEBO”, “DEBERÍA” como ley que supone control de todos y de todo no es saludable y si destructivo porque establece una ley rígida, absolutamente desconectada de la realidad. No todo puede estar bajo control y menos aún cuándo se trata de otros seres humanos con capacidad de elegir.

Muchos fuimos educados así: “Tú debes de ser una buena hermana, un buen hijo, una buena estudiante, más obediente. DEBERÍAS de ser siempre buena espos@, buen profesionista, buen proveedor para tu familia, buenamig@, etc., y si no se es así; automáticamente eres una persona reprobable, mala y, ¡no vales nada!

El DEBES afecta la autoestima al heredar reglas impuestas que hay que desechar al darnos cuenta que no llenan las necesidades personales y sí generan en nuestro interior sentimientos de auto-reproche y descalificación. Ej; “Es cumpleaños de mi hermano, debo ir a felicitarlo aunque esté muy cansado”. No hacerlo significa que soy mal hermano y mi DEBER es ser buen hermano. “NADA de sentirme cansado a media mañana, debería de rendir más”. Después de un día de trabajo en la casa y atender a su esposo y a sus hijos “¡Una buena madre debe estar siempre de buen humor!”.

Hay que acabar con el verdugo DEBO para amarme y darme YO, el respeto que me merezco, sin ser “la mujer maravilla” o Superman. La verdad es que el DEBERÍA no es elegido por nosotros, más bien forma parte de imposiciones que llenaron las expectativas de nuestros padres o la cultura en la que nos educaron. Es un tirano inflexible, sin excepción. “Tú siempre debes dar lo máximo, ¡no debes fallar!” “siempre debes de ser puntual” y si no cumples, significa que “no vales nada, que eres una…” Es verdad que nos gustaría no equivocarnos y dar lo máximo, pero lograrlo es imposible ya que no podemos controlar todas las circunstancias, ni siquiera la de nuestra propia conducta. No es para desanimarnos, sino que nos lleva a establecer metas realistas. Las metas “imposibles” provocan tensión. ¿Merezco, mereces, vivir tensionado toda la vida?; Al DEBES no le importa cuáles son tus necesidades y sentimientos, no conviene vivir con una camisa de fuerza limitando nuestras acciones y quitándonos capacidad de adaptación a las circunstancias. Afecta la calidad de vida.

También las relaciones humanas sufren porque respondemos al DEBE y no a la necesidad en el momento. Imponemos, no respetamos los derechos de los demás, y creemos tener toda la “verdad”. Te propongo suplir al DEBERÍA por el binomio “Yo quiero y yo puedo” y cuando concuerda ese binomio es bueno actuar puesto que a veces sí quiero, pero no puedo, y otras, sí puedo, pero no quiero. De esta manera, se respeta a uno mismo, se vive con honestidad y mucho mejor.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir!

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