Errare humanum est

Josefina Centeno de R. Valenzuela: Errare humanum est

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Común es cometer errores. Pero cuando se ha errado, no es falta de voluntad, ni brío, tratar de corregir el error y no obstinarse en él. La obstinación es el otro nombre de la estupidez Sófocles (filósofo)

El error es parte natural del vivir. Es una información valiosa de como NO funcionan las cosas y por lo tanto, un maestro muy importante. En realidad es un hecho con consecuencias que tenemos que responder con responsabilidad, aceptando y aprendiendo para mejorar nuestra capacidad de dar respuestas y accionar ante el mismo. Todos cometemos errores, aún las personas que más admiramos, pues no es señal de que tengamos menos valía como individuos. Algo que debes “mejorar” y/o “pagar toda la vida…” nos ayuda a ponerlo en práctica y poder ser alguien mejor ¡cada día!

A veces tomamos en la vida rutas equivocadas. Para muchos de nosotros se nos hace poco fácil aceptar que TODOS tenemos el mismo valor y que lo más importante es poder expresarnos, crear y sentir que valemos y somos más importantes que como nos sentíamos antes. En ocasiones, cuando nos topamos con quienes no han alcanzado tu propio “grado de éxito”, puede generarnos conductas de prepotencia, soberbia, pérdida de sencillez o abusar de tu poder y pensar que todo lo sabes y con esto solo se consigue alejar a seres queridos, clientes o a quienes sirves o brindas tus servicios, etc. Podemos incluso perder la flexibilidad y capacidad de cambio y, en el peor de los casos dejar de “crecer” como persona y de prepararte para situaciones futuras.

Por lo contrario, cuando las cosas van mal y dejan de ser lo que tú acostumbrabas en cuanto a estatus, poder a cualquier nivel; capacidad de atracción con el sexo opuesto, poder social, político, espiritual, intelectual, vigor físico… existe la posibilidad de que ataque tu autoestima a menos que hayas trabajado a fondo tu valor y tu sentido de vida.

Ambos, tanto en el caso de la distorsión mental irracional de creer que se vale más, como cuando ponemos en jaque nuestra autoestima, se corre peligro, riesgos para la salud y el desarrollo armónico y saludable de tu ser.

Aprender a reconocer, experimentar y cultivar lo maravilloso que encierra la vida cotidiana, es algo que cautiva, sin embargo no es visible para todos. Cuando nos sentimos cautivados por la vida cambiamos nuestra conciencia y eso produce una increíble sensación de empatía con nuestro alrededor, vitalidad, alegría y apertura a las posibilidades. Provoca un estado mental positivo, agradable, que se encuentra en nosotros mismos, en las demás personas y en la naturaleza. Apreciamos el don de ¡la vida!, la magia del amor y el ser amad@ y descubres que la vida es bella.

¡Ánimo! Hay que aprender a vivir

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