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Ya está por terminar un histórico mes de junio y la semana pasada tuvimos la presencia del polvo del Sahara, que, de acuerdo con datos de la Universidad de Puerto Rico, la cual alberga a la Atmospheric Chemestry and Aerosols Reseach (ACAR), ha sido una de las mayores en cuando menos de los últimos 50 años, desde que se lleva un control de ello en esa institución.

¿Qué es el polvo de Sahara? Comenzaremos por decir que este evento se presenta desde hace siglos, no es nuevo en la zona de Yucatán, los vientos alisios que soplan del este al oeste y que son los mismos que traen las ondas tropicales de África hacia el Atlántico, el mar Caribe y la península de Yucatán, son los mismos que provocan tormentas de arena en el occidente de África. El polvo producto de esas tormentas viaja hacia el oeste a una altura de entre cinco y siete kilómetros y a veces mucho más alto en el verano del hemisferio norte, sobre todo desde mediados de junio, todo julio y la primera mitad de agosto. Ese polvo de arena está compuesto por partículas llamadas iberulitos, de un milímetro de diámetro, que viajan hasta ocho mil kilómetros hacia el oeste.

Hasta el momento, el impacto que pudiera causar a la salud humana no está muy claro y las investigaciones aún están en desarrollo y no se tienen los resultados finales. Médicos alergólogos me comentan que hasta la fecha no ha habido afectaciones alérgicas debido a la presencia del polvo de Sahara, sin embargo por ser partículas suspendidas en el aire es necesario que las personas asmáticas y con problemas respiratorios tomen algunas precauciones marcadas por la Organización Mundial de la Salud para los casos de presencia en el ambiente de partículas sólidas disueltas.

Con el evento que se presentó esta vez y que tuvo características muy particulares, ya que es la primera ocasión que llega con gran densidad a la zona, se desató una oleada de chismes y rumores mal intencionados por medios y redes sociales que, aprovechando que la población está muy susceptible por la contingencia sanitaria y el problema económico y social y de nostalgia por los proyectos truncados, más los eventos atmosféricos que han estado sucediendo -la sequía extrema que padecimos con temperaturas muy altas, turbonadas violentas, las lluvias de Cristóbal con sus inundaciones- crean psicosis entre los yucatecos y polémicas.

Para tranquilizar a la población las autoridades tuvieron que salir al quite con declaraciones más precisas sobre el fenómeno y calmar la oleada de rumores y polémicas. De todo lo malo siempre hay algo positivo, ya que mucha gente se enteró de que para estas fechas hay la presencia del polvo de Sahara en el estado, y que estas tormentas de polvo ayudan contra los huracanes, ya que los debilitan o acaban con su aire seco, y que con las proteínas que traen estas partículas ayudan a los suelos y a las plantas donde se presentan.

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