'Hallazgo de la vida'
El poder de la pluma
En líneas que leemos con ojos pertenecientes a un año nuevo, llegamos a una sensación aparentemente colectiva que determina un estado reconocible entre nuestras personas: la expectativa. Esa que, de no saber ponerle atención, podemos dejarla pasar como una incomodidad amable que no molesta pero es como un peso pequeño en los hombros; nos ubica en el presente para no olvidar que efectivamente estamos comenzando otro ciclo, pero al mismo tiempo estamos esperando algo. Lo diferente, lo que vendrá a cambiarnos.
A muchas personas les resulta indiferente un año nuevo y a otras tantas les parece una oportunidad perfecta para verbalizar todo aquello que seguramente no realizarán, pero aun así pueden permitirse decretar como un hecho. Es válido, por supuesto. Hay algo mágico y temible en la idea de no saber qué esperar para un nuevo tiempo del cual no conocemos mucho y tampoco podemos anticipar nada.
En “Hallazgo de la vida”, poema en prosa del poeta peruano César Vallejo, encontramos tonos de claridad existencial que cualquiera de nosotros desea tener en algún punto de la vida. Hablo de esa revelación definitiva, de conocer el sentido de nuestro vivir y el porqué. Advierto que podremos sentir envidia y probablemente generaremos preguntas como: ¿cuál ha sido el hallazgo de nuestra vida, o cuál desearíamos que fuera? ¿Sabríamos reconocerlo o nombrarlo? ¿Querríamos que viniera a la par de un año nuevo o preferiríamos mirarlo como un evento pasado que promete una plenitud de vida futura? La respuesta es propia.
Dentro del poema, imaginemos una voz autoral que comienza pidiendo un momento de atención y dice: “¡Señores! Hoy es la primera vez que me doy cuenta de la presencia de la vida”. ¿Cómo lo supo? Enseguida lo define en nueve palabras que significan para él todo lo que no sabía que esperaba: “Mi gozo viene de lo inédito de mi emoción.”
En este punto no sabemos cómo le ocurrió, pero ¡se ha emocionado por la vida! Ha sentido ese despertar interno que le hace mirar todo como si fuera nuevo; al grado de maravillarse con la existencia de un mundo que habitó por mucho tiempo, pero al que no sentía pertenecer. Ahora se mueve entre agradecimiento y armonía; pero es demasiado tarde.
Lector, si éste es el gran hallazgo de la vida y si en un intento por describirlo pudiéramos utilizar este poema, no me queda más que desear que lo encuentres y que, contrario a la historia, no ocurra en el momento justo cuando ha comenzado nuestro final.