Políticas lingüísticas y las lenguas mayanses hoy (y II)
Lázaro Hilario Tuz Chi: Políticas lingüísticas y las lenguas mayanses hoy (y II)
Las políticas lingüísticas son decisiones tomadas por autoridades nacionales o supranacionales sobre el uso, enseñanza-aprendizaje, e incluso sobre la prohibición del uso de lenguas María Molinere
La historia ha sometido a los pueblos originarios, especialmente a los más desprotegidos, a una omisión de las políticas lingüísticas gubernamentales, lo que ha ocasionado la pérdida de muchas lenguas originarias, con ello, también la desaparición de su historia y su cultura.
Las distintas políticas de castellanización que durante 500 años a sufrido los pueblos originarios no han logrado borrar de la faz de la tierra su esencia, pues la lengua todavía continúa con fuerza arraigada en el espíritu de los pueblos y culturas. Es en esta perspectiva que las lenguas mayanses están ante la paradoja de renovarse y transformarse e incorporar las nuevas representaciones lingüísticas, la incorporación de palabras y conceptos del mundo moderno o perderse en el abismo de la incomprensión, de sobrevivir o extinguirse.
La sabiduría de la lengua es la experiencia que se va transmitiendo de generación en generación, es decir, desde la transferencia de los viejos, los sabios, y digamos que es una forma de invitar a meditar la razón de estar en el mundo y preservar nuestra lengua: la matriz de nuestra lengua, nuestra madre.
La lengua maya es la esencia del ser, aprendizaje continuo, el que preserva y transmite su lengua sabe que es universal porque es la mejor forma de entenderse con el ser humano, porque este mismo lenguaje lo entienden los animales y el viento, el agua, el sol y la luna, porque lo comprenden las plantas, los árboles, el tiempo y el mar.
Pero también se lamenta el maya porque sus hijos ya no quieren escuchar como lo hacían los abuelos, tienen temor a escuchar, ya no sueñan como soñaban los abuelos, tienen temor a soñar, ya no quieren creer como creían los abuelos, tienen temor a creer, ya no viven como vivían los abuelos, tienen temor a vivir. Viven ya atados al mundo moderno que les obliga a olvidar su origen y su identidad.
Y con ellos la lengua madre muere, sin inmutarse siquiera en pensar que cuando una lengua muere, se va con ella toda la historia, toda su vida y el origen, se va la existencia de su progenie para nunca más volver.