Ser convulsión

En estos días en los que el aire trae tonos de melancolía armoniosa, es preciso refugiarse en la palabra escrita.

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En estos días en los que el aire trae tonos de melancolía armoniosa, es preciso refugiarse en la palabra escrita. Aunque más que preciso, se trata de un antojo de nuestra alma. Estos antojos tienen diferentes maneras de manifestarse porque al igual que nuestros sentimientos saben hacia dónde dirigirse o en quién depositarse, el alma sabe encontrar refugios; se sabe certera. Informo que esta semana ha decidido encontrarse con la poesía, resultando esto un reto que nutre mi interior para luego transformarse en las letras que se despliegan ante tus ojos, querido lector.

Estar frente a doce versos puede resultar intimidante cuando las palabras a las que hemos llegado tocan un aspecto sensible de nosotros. Es como si alguien nos mirara desde una condición humana y señalase aquellos puntos que no son precisamente los que mostramos a los demás; me refiero a esas partes obscuras, a las máscaras que solemos usar, a nuestro yo funcional y cotidiano que no responde a un yo real. Reaccionamos de acuerdo con las personas y las circunstancias.

Alejandra Pizarnik, brillante poeta argentina, nos escribe y nos señala en un poema escrito a modo de diario un viernes 14 de febrero de 1958. El poema no lleva título, solamente la fecha de la escritura. Y como si se tratara de un salto brutal, comienza con una confesión que llega a nosotros como una flecha que nos enfrenta con nuestra condición humana y social: el relacionarse.

Ella dice: “Qué fácil callar, ser serena y objetiva con los seres que no me interesan verdaderamente […] Pero con los poquísimos seres que me interesan… Allí está la cuestión absurda: soy una convulsión, un grito, sangre aullando.”

¿Existe una razón exacta por la cual nos ponemos máscaras para interactuar con la gente? Naturalmente, seguir un protocolo correcto puede resultar cómodo o sencillo, somos aceptables y socialmente funcionales. ¿Y si estuviéramos más cerca de ser esa convulsión auténtica?

Llevemos nuestro verdadero ser y actuar hacia todas aquellas personas con las que interactuamos, que nuestra alma elija estremecimientos y locuras similares a las nuestras.

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