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Esta serie de Apple TV, basada en el libro homónimo del abogado bostoniano William Landay, pone en el centro de la atención la forma en que el sistema judicial de su país trata a los jóvenes que son señalados como posibles autores de algún delito, en este caso Jakob, de 14 años, detenido por el homicidio de un compañero del colegio que fue brutalmente apuñalado en el bosque de la comunidad de Newton, donde se desarrolla la historia.

La novela agrega tonos más complejos porque el padre de Jakob es el ayudante de la fiscal del distrito y quien, inicialmente, había sido asignado a la investigación del caso, apremiado por una enorme presión de la comunidad, del padre de la víctima y de la prensa, para avanzar en la presentación de algún sospechoso.

Es muy relevante cómo la presión (bien justificada) de la sociedad y de los medios, puede afectar -negativa y positivamente- la forma en la que los investigadores encausan una investigación penal, particularmente aquellos casos sin muchos indicios para ubicar o capturar a un posible responsable. En el peor escenario es posible que esa presión funcione como una espada de Damocles y lleve a los fiscales a sacrificar el rigor por la rapidez para mostrar un posible culpable a esta sociedad demandante.

Por ello es que, como en otras historias ficticias o basadas en la realidad, en ésta se pone de manifiesto lo complicado que puede ser, en un proceso, señalar a una persona, en este caso a un menor de edad que es tratado como adulto en este sistema de justicia, con pruebas circunstanciales no necesariamente concluyentes, y de cómo la opinión pública puede ayudar, consciente o inconscientemente, a generar un retrato que diste mucho de la verdad de los hechos y de la personalidad de un detenido y con ello arrastrar la opinión hacia derroteros muy distantes de la verdad.

Si esto se conjuga con el dolor de las víctimas, que desearían, como es natural, que la justicia pudiera hacerse a la misma velocidad que va creciendo el dolor de perder a un ser querido, el escenario puede llegar a ser muy desolador para todos y para una justicia que busca llegar a la verdad de los hechos que se puedan probar.

En la serie se aborda cómo elementos extraprocesales, incluyendo rumores en la escuela de Jakob o el pasado de su abuelo paterno que fue condenado por un delito, juegan en contra o son usados por los fiscales, y los medios, para mostrar al joven como culpable antes de que sea juzgado en un tribunal.

No es éste, quizás, el argumento más original al abordar un tema judicial, pero ayuda siempre insistir en mostrar a la sociedad cuán complejos son los elementos (procesales y extraprocesales) que entran en juego en la percepción de la misma sociedad, mientras en las salas de audiencias se intenta llegar a una verdad que pueda ser probada con datos o indicios suficientes y no con rumores, prejuicios o ideas estigmatizantes.

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