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Hace unos días, Facebook me recordó que el 18 de septiembre de 2012 publiqué en esa red una opinión que, en síntesis, decía: si el Ejército y la Marina tienen tan poderosos instrumentos de guerra como los que exhibieron en el desfile del Día de la Independencia anterior, cómo no habían podido acabar con el narco. Y opinaba que los sacaron a la calle y les amarraron las manos. Están hechos para la guerra y no los dejan guerrear, remataba mi breve comentario. El mismo día, pero de este 2020, en la red, decía que la situación no ha cambiado: los bandidos disparan impunemente y soldados y marinos están sujetos a toda clase de escrutinios.

No faltaron quienes opinaran que estaba postulando una violencia que sería de “lamentables consecuencias” si los militares y los marinos tuvieran vía libre para agarrarse a balazos con los ejércitos (que eso son) al servicio del crimen organizado. Las masacres de ciudadanos inocentes estarían a la orden del día, señalaba un buen amigo. A ellos les respondo:

1)Nunca estuve de acuerdo con la decisión de Felipe Calderón de declararle la guerra al crimen organizado y menos con que pusiera a las fuerzas armadas en la calle porque no es su tarea, según la Constitución. Opinaba entonces, y sigo pensando lo mismo, que esas corporaciones están entrenadas para la guerra, esa es su esencial misión: salvaguardar la soberanía nacional y defender a la patria de ataques de sus enemigos. No patrullar calles, que es labor policiaca. Menos me parecía –y aun pienso lo mismo- que si ya los había puesto a pelear contra el narco, no les dejara usar su poder de fuego.

2)Masacres de inocentes –y de algunos no tantoocurren todos los días y a todas horas en casi todos los rincones de México, como nos dan cuenta hasta la saciedad medios de comunicación de toda índole. Ya casi nos parece normal ver por la televisión cómo los esbirros del crimen organizado cierran calles, queman vehículos, secuestran personas, cortan cabezas, dejan tirados cuerpos por todos lados y se burlan de los encargados de combatirlos (exhiben sin recato su poder de fuego, como hizo hace unas semanas el Cartel Jalisco Nueva Generación). Seguramente también se ríen de la política de abrazos no balazos del presidente, mientras los militares rumian su impotencia y son también blanco de la burla de los facinerosos.

Obviamente, tendría que estar mal de la cabeza si –como dijo alguien en mi muro- pretendiera ver sangre correr (lo cual vemos aunque no quisiéramos). Nomás digo que, si ya sacaron a las fuerzas armadas a la calle y si después de más de 12 años el problema no se resuelve, antes bien empeora (la Guardia Nacional es una entelequia), y si van a seguir los militares en la calle, que los dejen actuar.

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