El sábado 10 al mediodía, en el Centro Cultural Dante, ante numeroso público –la mayoría sus fans y discípulos que lo quieren mucho, pero también circunspectos académicos y cronistas e historiadores-, el maestro Carlos Evia Cervantes presentó un libro que contiene la recopilación de 80 de sus colaboraciones hebdomadarias en El poder de la pluma de Milenio Novedades.

Desde 2015 asiduo y puntual, metódico y acucioso, Carlos Evia, espeleólogo, docente e investigador, ha publicado, bajo el título Mitos y cavernas, en la página dos de este periódico, el fruto de sus trabajos en las entrañas de la tierra y en los entresijos de las tradiciones yucatecas y de otros lares nacionales.

El hoy jubiloso jubilado de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Uady reúne las cualidades del científico social y el ameno escritor –cosa harto difícil- para traernos ante los ojos la riqueza de la mitología y los misterios de las oscuras profundidades de la planicie peninsular.

Los presentadores, María José Gómez Cobá, presidenta del Grupo Espeleológico Ajau –fundado por el autor-; Dr. Renán Góngora Biachi, presidente de la Asociación de Historiadores y Cronistas de Yucatán, A.C., y el escritor José Juan Cervera, fueron contestes en destacar junto con la amenidad y rigor del libro, el hilo conductor de los relatos: un llamado a la conciencia social ante los daños que los vicios causan a las familias y las malas costumbres producen al medio ambiente.

El maestro Evia tuvo palabras de agradecimiento para los traductores de sus relatos, al maya, maestra Teresa Pool Ix, y al inglés, Omar Couoh Vera; a la autora de los dibujos que acompañan cada uno de los artículos, Natalia Quintanilla Mena; al autor del diseño, Miguel Cetina Muñoz, y a la Asociación de Cronistas e Historiadores por su apoyo a esta que es la primera obra literaria que se edita con su aval como institución editorial.

Otro agradecimiento fue para la Facultad de Antropología de la que fue alumno y luego maestro durante 30 años.

Al que esto escribe, Evia Cervantes le dedicó también un agradecimiento, tanto en el acto académico como en la introducción de la obra, por haberlo invitado reiteradamente, hasta vencer su inicial reticencia, a divulgar por medio de Milenio Novedades los frutos de su vasta labor científica.

Luego la presentación, el autor dedicó un buen rato a firmar ejemplares de su libro a decenas de quienes lo adquirieron –a cien pesos ese día-, a tomarse selfies con sus admiradoras y admiradores y a departir con sus invitados.