Simbolismo de la tortuga entre los mayas
Miguel Güémez Pineda: Simbolismo de la tortuga entre los mayas
El mundo animal poseía una fuerte y compleja carga simbólica y religiosa entre los mayas de la antigüedad: la serpiente (kaan), en especial la de cascabel, tuvo tal predilección que al pueblo maya se le llegó a identificar como “el pueblo de la serpiente”. Representó cualidades de ciertas divinidades como Kukulcán (k’u’ukul-kaan o serpiente emplumada). El arte maya está inspirado primordialmente en ella; la ferocidad, belleza y espíritu guerrero del jaguar o báalam, fueron algunos motivos por los mayas que le rindieran un culto especial. También el cocodrilo o áayim y el venado o kéej fueron animales emblemáticos.
A la tortuga la encontramos en numerosas representaciones simbólicas e iconográficas dentro de la sociedad maya. Estaba relacionada con la lluvia, la astronomía e, incluso, con el calendario. El Diccionario de Motul menciona que las tres estrellas cercanas de los Gémini forman con otras una figura de tortuga. En el Códice Trocortesano o Madrid aparecen al menos dos variedades de tortuga: una especie grande con las rodelas dorsales representadas por grandes piezas en forma de diamante; y otra lleva el signo k’iin (Sol) en un ojo, lo que la relaciona con el día.
La tortuga era símbolo de dualidad por excelencia, pues, así como es lenta para andar en la tierra, en el agua es una gran viajera; para transitar por el inframundo. La epigrafista Linda Schele, advierte que el mito maya del origen del mundo terrenal establece que primero se elevó el cielo de las aguas del origen (un mar primigenio) para luego plantar al centro un gran árbol cósmico (la ceiba). Surgió, después, un mundo terrenal que flota en las aguas de la creación, este mundo es representado como una tortuga. La ceiba localizada al centro conectaría los tres planos: el celeste, el terrenal y el inframundo.
La concha o caparazón de la tortuga (booxel áak); simbolizaba para los mayas, la forma circular de la Tierra, donde está impreso el mapa de la bóveda celeste, protección natural de su frágil cuerpo. Asimismo, se utilizó (y emplea aún) como instrumento musical de percusión, ya que reproducía el sonido de los rayos que preceden a la lluvia.
La diversidad de especies de tortugas marinas, terrestres y de agua dulce, así como la riqueza acuática de la península ya era señalada por cronistas como Fray Diego de Landa en el siglo XVI, y por diversos autores que figuran en el Diccionario Maya Cordemex. El nombre genérico de la tortuga en maya es áak y, dependiendo de sus características, pueden designarse: nojoch áak para las tortugas de gran tamaño como la de carey (Eretmochelys imbricata), sakáako tortuga blanca, (Chelonia mydas), que también llaman ya’ax áak (tortuga verde), o la tortuga caguama (Caretta).
Se emplea chan áak para denominar a las especies de tortugas pequeñas, como la kok áak (Lit. “tortuguita del asma”), es una tortuga de caja, jicotea Terrapene yucatana, vive en ciénagas y en aguas dulces. Se usaba como calmante del asma y la tos persistente. El Diccionario Cordemex señala una variedad de tortuga pequeña, de agua dulce, conocida como mak.
Ya Diego de Landa mencionaba en específico el consumo de las tortugas marinas y sus huevos (u ye’el áak) entre los mayas, actualmente en veda por estar en peligro de extinción.