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La prudencia del gobierno federal es un elefante de lento caminar que meterá en problemas a más de uno. Los que hoy señalan desde el púlpito estarán mañana al otro lado del dedo índice y comprobarán que la forma sí era fondo.

Con un particular estilo de hacer y deshacer las cosas, cada día se abren nuevos capítulos que ejemplifican cómo construir una muy mala fama en un abrir y cerrar de ojos. La administración de AMLO está empeñada en demostrar que es la mejor para eso.

Las fechorías de Manuel Bartlett pasaron como una suave brisa frente a las narices de la Secretaría de la Función Pública. Perdonar lo imperdonable hoy les parece cosa menor, mañana será una historia que sin duda querrán borrar.

En los hechos, López Obrador ha cumplido con muchos de sus compromisos. Los que se le han olvidado son aquellos que tienen que ver con el combate a la corrupción. Dijo que las escaleras se barren de arriba para abajo, pero no en su propio gabinete.

Pasan los días y la soberbia parece ser quien reina en México. La actitud de dominarlo todo por el simple hecho de hacerlo tiene mano en la 4T. La efectividad no va de la mano porque el clientelismo llegó primero a la fila.

Con una oposición caduca y zalamera, las cosas resultan fáciles para el régimen. Sin contrapesos, pululan las intransigencias y con toda naturalidad se reinventan curiosamente los innombrables.

Los eternos enemigos de la narrativa obradorista quedaron en el cajón de los recuerdos. Quien se acostumbra a la arenga de campaña disfruta más del mitin que de gobernar. Porque constitucionalmente es el presidente de todos los mexicanos no solo de aquellos que le agradecen los chistes con un aplauso.

El presidente advirtió que haría tantos cambios en México que sería imposible que los opositores pudieran revertirlos. Lo que no dijo fue que ésos serían bajar el crecimiento nacional, aumentar la violencia y perdonar a corruptos conversos.

ENTRE TELONES. La senadora Lilly Téllez está a un paso de ser expulsada de la bancada de Morena por el hecho de declararse abiertamente provida. Si esta posición causa conflicto entre las bases, es mejor que no sepan qué piensa sobre este tema quien todos los días habla de predicar entre abrazos y no balazos.

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