|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La tautología del obradorismo será mayor en 2020 y no solo por ser año bisiesto, sino porque habrá de buscar las palabras que expliquen por qué, a más de un año, el tan prometido cambio está lejos de materializarse.

La sorpresa de nuevos impuestos no sería tal, a no ser que el gobierno hubiera dicho hasta el cansancio que la cuatroté no aumentaría gravamen alguno. Poco tardó en demostrar que el hijo de tigre es pintito y que el dicho también aplica para los descendientes de los dinosaurios.

Muchos de los fieles seguidores de Andrés Manuel se preguntan en dónde se perdió el rumbo. Incluso hay quienes avientan el dardo envenenado de cuestionar si esto que ahora viven no es más que un pastiche del PRI.

Y es que en las propias palabras del tabasqueño está el origen de las dudas que legítimamente tiene la gente. Y cómo no dudar, si de declaración en declaración se va esfumando la confianza en el presidente de México.

Después de que públicamente, una y otra vez, abjurara del conflicto y la venganza política, él mismo es artífice de una cacería mediática contra quienes no le aplauden. Los críticos son los perseguidos de aquel que hizo carrera pidiendo libertades, vaya ironía.

Las palabras fútiles de un mandatario ensimismado son el gatillo de la maquinaria morenista hoy hecha gobierno. Son el abecé de lo correcto e incorrecto en panfleto ilustrado y sencillo para nuevos funcionarios.

Ante las incesantes preguntas, López Obrador evade y en su lugar prorrumpe con el chiste del día, una frase trillada o la siempre socorrida muletilla del pasado maldito culpable de todo lo que sucede en el país.

En eso podría acabar el adalid de las causas imposibles, en amo y señor de la intolerancia. Siempre dispuesto a no dejarse someter, parece sentirse cómodo actuando como verdugo desde el púlpito. El presidente se está convirtiendo en lo que siempre juró destruir.

La democracia verdadera exige ser iconoclasta frente un mesianismo engañoso que divide y alienta los odios. La moralidad selectiva es peligrosa y en ella no puede estar, bajo ninguna circunstancia, el futuro de México.

La cuatroté parece cada día más un triste circunloquio de excusas. ¿Qué dirá hoy ese joven que pedaleando su bicicleta se acercó al auto de López Obrador el 1 de Diciembre del 2018 y le grito viéndole a los ojos: “No nos puedes fallar”?

ENTRE TELONES. Ya se anunció una nueva credencial para votar que incluye la tecnología más avanzada. Ojalá que también se invirtiera para abatir el abstencionismo que cada elección rompe récord. Porque es más que evidente que la cultura política no se guarda en la cartera.

Lo más leído

skeleton





skeleton