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El fiscal general Alejandro Gertz Manero tiró un cerillo al pastizal con aquello de las reformas al artículo 325 del Código Penal Federal con el que la autoridad buscaría eliminar de la ley el delito de feminicidio.

Las voces en contra de la propuesta fueron múltiples y no se hicieron esperar. Legisladores de todas las bancadas, organismos autónomos, colectivos y académicos coincidieron en que la modificación significaría cancelar la exigencia de investigaciones serias e imparciales.

Además de que no garantizaría una respuesta eficaz del Estado, pues de quedar como homicidio agravado se perpetuarían patrones culturales de subordinación, inferioridad y opresión de las mujeres. Y es que tanto se ha peleado por avanzar que, simplemente, no hay espacio para un paso atrás.

Todo empezó cuando la FGR propuso la modificación del tipo penal del feminicidio para quedar en homicidio agravado. Lo anterior, bajo el vago argumento de facilitar su investigación y castigo.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) insistió en que es inadmisible el aumento de los feminicidios en el país y, al mismo tiempo, reiteró que con la tipificación vigente se visibiliza una situación estructural de violencia, odio y discriminación contra las mujeres.

A pesar de tantos argumentos, la intentona de la Fiscalía General aún está en el aire. Es increíble que no se pueda comprender que la tipificación del feminicidio es resultado del cumplimiento de las obligaciones contraídas por el Estado mexicano para el pleno respeto y garantía de los derechos humanos.

Lo que hoy es una realidad proviene de un serio y profundo trabajo de legisladoras y legisladores, que incluye múltiples propuestas de movimientos encabezados por mujeres.

Trabajo al que se han sumado análisis y propuestas multidisciplinarias, además de una incontable cantidad de experiencias y aprendizajes sobre este grave problema que ha alcanzado niveles de pandemia en México.

Por ello es razonable que el tema genere unidad en contra de la propuesta gubernamental. Sin dejar de observar que aún falta mucho por hacer, lo cierto es que si tocan a una nos tocan a todos. ¡El feminicidio es un delito sí o sí!

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