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Lo que pasa en el norte del país debería de importarle a todos los mexicanos. Más allá de los comentarios sarcásticos, memes, bromas y la cascada de indignados que generan a diario la pareja que gobierna Nuevo León, la cosa se pone sería si se analizan las motivaciones que llevaron a los regios a votar por una candidatura como la de Samuel García.

Aunque, en realidad, la historia previa no ayuda en mucho a los neoloneses, quienes cargan con la pifia de haber apuntalado a “El Bronco”. ¿Por qué será que en un lugar identificado como pilar de la industria, el esfuerzo y el desarrollo se producen liderazgos tan curiosos?

¿Es esa la nueva política mexicana? ¿Hacia allá apunta el radar en otros estados? No necesariamente, pero sin duda estos son ejercicios propagandísticos que hay que seguir de cerca. En esas pruebas de ensayo y error se esconden prototipos de política pública, innovadoras formas de debate ciudadano, agendas de avanzada, mediciones de aceptación, solución de conflictos y giros de turca en los modos de abordar controversias, entre muchos otros asuntos.

En Nuevo León, la dupla compuesta por el sector empresarial y los gobernantes avanza coordinada, pensar lo contrario es negarse a ver una obviedad. Por eso, que existan este tipo de prácticas responde, en parte, al beneplácito que dan los primeros y a la virtud acomodaticia que ofertan los segundos.

Es probable que Samuel García esté en la boleta del 2024 y, eso será, no porque sea uno de los más indicados para disputar la Presidencia. La cosa es más simple, actualmente no hay ningún otro político que le compita al gobernatore el nicho que representa, es decir, el arquetipo de político joven, cool, millonario, emprendedor, irreverente, con garra.... Y, además, con el nada despreciable reflector que le prodiga su esposa.

Si lograse cruzar la aduana de su partido, le bastaría para asegurar un espacio en la boleta, más no el triunfo. Con la candidatura apuntada hacia un sector de la población olvidado por la política tradicional tendría posibilidades de subirse a la contienda. Si a eso sumamos que la campaña aún está distante, tiene tiempo de sobra para catapultarse desde la pista de la gubernatura.

Como ya se mencionó, el gobernador de Nuevo León posee un as bajo la manga: su esposa, influencer y celebridad que ha dado mucho de qué hablar, y que corre en pista propia pero llevando agua al molino de la pareja.

En política nada está escrito y de la pareja regia pudiera salir el candidato.... O, la candidata. Al puro estilo de Frank y Claire Underwood se podría estar cocinando en el laboratorio del Cerro de la Silla, el experimento que haga cliccon votantes cada vez más alejados de los partidos y las campañas tradicionales. Al tiempo.

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