Autocracia a la mexicana
Miguel Ángel Sosa: Autocracia a la mexicana
Hay situaciones que no deben pasar desapercibidas para la ciudadanía, por más que la vorágine diaria así lo sugiera. Los riesgos de alcanzar una descomposición social, fracturas en el sistema democrático y el naufragio de derechos son latentes y, por ello, el aumento que vemos de las voces de alerta.
El principal ataque es el que se realiza de forma sistemática desde el poder contra el Estado de Derecho, la salvajada radica en que quienes juraron proteger y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanan, son los mismos que violan cínicamente los ordenamientos.
Si no hay protección a lo que establecen las propias leyes, si no se respetan las atribuciones, reglamentos, acuerdos, normas que nos guían, ¿qué pueden esperar las mexicanas y mexicanos?, ¿qué garantías tienen los ciudadanos de que el Gobierno estará ahí para velar por sus derechos si ni siquiera el Estado respeta lo que dice la propia Carta Magna?
Partiendo de la idea de que las leyes son perfectibles, podría abrirse una puerta para intentar entender lo que está sucediendo en México, sin embargo, en lo que llevamos del sexenio queda claro que el objetivo nunca fue mejorarlas, sino el instaurar una autocracia moralina.
Bajo argumentos dogmáticos, alimentados por el odio, la ignorancia y un revanchismo siniestro, se puso en jaque a toda una nación. Para muestra basta un botón: se fueron las inversiones porque no hay certeza jurídica en el país y con ellas también volaron millones de empleos.
Además, los ataques contra la prensa elevaron en los últimos días nuevas banderas rojas en el horizonte. Lo que aconteció es solo una postal de otras tantas horribles realidades que se han podido observar, con resultados desastrosos, en países con regímenes dictatoriales. ¿Hacia dónde vamos?, ¿lo que vemos son síntomas de algo aún más catastrófico que está por venir?
Pongamos las cosas sobre la mesa para darles la importancia que merecen: se eliminaron a los órganos autónomos; se controla de forma unilateral y poco transparente el presupuesto; se militarizó al país en un abrir y cerrar de ojos; solo hay dinero e infraestructura para los estados y pueblos que se portan bien con el Ejecutivo; y, se dejó en manos de la delincuencia a la población, alcanzando más muertes que en los sexenios anteriores.
Señales, señales, señales, que pueden ser leídas de muchas formas, pero que indistintamente dejan un mal sabor de boca. Son noticias agrias que la población no merece, que laceran la paz social y destruyen avances importantes que se pierden de forma cruel por heridas mal curadas de alguien que, paradójicamente, dice que su pecho no es bodega.
ENTRETELONES
No hay duda de que el senador Ricardo Monreal es lo más parecido al AMLO de AMLO. Perspicaz, entrón y con una piel gruesa como la de los dinosaurios. El chamaco desobediente que cree que va la suya y no escucha de razones. El necio, dirán otros, el que no se achica hasta que lo achican. Al tiempo.