Churchill y los neoconsumidore

Miguel Ángel Sosa: Churchill y los neoconsumidore.

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Winston Churchill dijo que “la política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa”, porque “en la guerra nos pueden matar una vez; en política, muchas veces”. Y no estaba lejos de la verdad el otrora primer ministro británico y quien además fue un férreo liderazgo durante la Segunda Guerra Mundial.

La política es un campo de batalla que no es para todos, realidad que algunos descubren pronto y otros demasiado tarde. Es la arena fatídica donde no sobreviven los tibios ni los blandos, esos pertenecientes a la calaña vituperada por Dante Alighieri, quien les convidó un particular suplicio: el más oscuro rincón del infierno está reservado, sentenció el autor de la “Divina Comedia”, para aquellos que conservan su neutralidad en tiempos de crisis moral.

No solo para ellos, querido Dante, no solo para ellos; están también los mezquinos, los vulgares traficantes de influencias y los engaña bobos, por mencionar algunos. Muchos de los cuales ya han sido juzgados por la moral de su tiempo, la historia y la razón; del resto, hay bastantes que esperan pacientes en una larga fila, lo mismo en México que en cualquier parte del mundo.

Esa sobrevivencia de la que habló Churchill aplica para el pasado, el presente y el futuro; lo mismo en Latinoamérica que en Europa o Asia; con regímenes autoritarios, populistas, parlamentarios, democráticos o cualquier mezcla producto que las filias y fobias humanas, el contexto y la convulsión social.

Basta un repaso a las páginas de los periódicos para que con una visión distinta se puedan identificar a los “muertos vivientes”, políticos de mil batallas y, por lo mismo, de mil funerales. Hombres y mujeres que han sobrevivido a los bombardeos de la prensa, los discursos y las campañas.

Están otros que tras un ligero destello se apagan. “Onehit wonder” sería un término demasiado rimbombante para lo que en el argot popular podría explicar mejor un dicho como el de la llamarada de petate. Estos últimos son de los que entraron al redil con la diana en la frente y ni siquiera lo supieron.

Para colmo, en la actualidad, el escenario de conflicto no solo cambia de forma intempestiva, sino que se expande hacia mundos que hace poco eran inimaginables. Las redes sociales, las campañas virtuales, los avatares, la nueva realidad digital que ha tomado por asalto a los partidos.

Los cambios traen adaptación y, entre los políticos, la especie dominante no necesariamente será la que sobreviva, si no aquella que logre el match con los neoconsumidores de lo público. La ideología pasará a segundo plano, el intercambio lo marcarán la experiencia, el relato y la identificación de causas muy particulares bajo el paraguas de lo mío y lo tuyo, pero no necesariamente lo nuestro. La gran paradoja de nuestros tiempos: encontrar el equilibrio entre lo de ayer, hoy y mañana, sin que como sociedad explotemos en el intento.

ENTRETELONES

Vaya forma la que eligió el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Jr., para echar a perder su carrera. ¿Quién le dijo que era buena idea conectarse en estado inconveniente a la reunión del cabildo? Y menos hacerlo desde la mesa de un restaurante en Nueva York. ¡Salud! Luego por qué hay quienes dicen que el genio no se hereda.

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