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En los ocho años que llevo colaborando en el espacio El poder de la pluma del periódico Novedades Yucatán he publicado poco más de 300 artículos cortos, labor nada fácil, en la que tienes que ajustarte a los obligados 3200 caracteres, pero que también enseña a sistematizar tus ideas y argumentos de una manera clara, sencilla y estructurada, y abordar temas frescos y de interés. A veces hay que descartar sin contemplaciones calificativos o frases enteras del escrito; otras, hay que improvisar para ajustarse al espacio y evitar así que los editores te pongan una viñeta.

En los primeros cinco años, mis contribuciones daban a conocer las peculiaridades lingüísticas del español yucateco peninsular (morfológicos, semánticos y fonéticos), en especial la influencia que ejerce la lengua maya, y los cambios que ha ido experimentando a través del tiempo; luego las fui alternando con artículos de opinión sobre lengua y cultura maya, en diferentes áreas de mi competencia académica como la antropología, etnohistoria, etnolingüística y patrimonio cultural de Yucatán.

Mi principal fuente de información ha sido el Diccionario del Español Yucateco de mi autoría (ediciones 2012, 2018), aunque, para fines periodísticos, las entradas (voces y expresiones con sus distintas acepciones) no sirven de mucho si no se ponen en el contexto social, cultural e histórico en el que esas voces tuvieron o tienen vigencia.

Los contenidos de mis escritos están nutridos por información de mi trabajo de campo antropológico que por casi cuatro décadas he realizado en la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), por diagnósticos que he realizado en distintas dependencias, pero sobre todo de mis experiencias de vida en mi pueblo natal, Tzucacab, y en Mérida, donde he pasado la mitad de mi existencia, y que me han permitido apreciar y contrastar diversas problemáticas regionales. No creo saberlo todo, mis publicaciones sólo tienen la intención de llamar la atención del lector en un tema; provocar a la reflexión sobre un acontecer local y son una invitación a especialistas en las distintas materias para investigar o profundizar sobre algún tema tratado.

Las opiniones de los lectores las recibo generalmente a través de mis redes sociales, donde suelo subir mis artículos; otros se toman el trabajo de expresarme su opinión por correo electrónico, medios que permiten mantenerme en contacto directo y continuo con los lectores que no siempre conoces y que, sin duda, han enriquecido mi quehacer y me han dado ideas de qué seguir escribiendo.

Me satisface saber que mis artículos han servido a comentaristas de programas de radio en Yucatán y Quintana Roo; de material de lectura y traducción en universidades interculturales. También han sido referidos en periódicos locales, y en artículos especializados y de difusión en revistas locales, nacionales e internacionales.

Ocho años en este espacio de opinión, dirigido atinadamente por el periodista Martiniano Alcocer Álvarez, es una buena oportunidad para agradecer sinceramente a los lectores y al diario Novedades en el cual es un privilegio colaborar.

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