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Uno de los autores que ha hecho importantes aportaciones al estudio y divulgación del habla del yucateco es Roldán Peniche Barrera. En sus columnas en la prensa local y nacional y su obra Yucatán insólito da cuenta de las peculiaridades del habla, en especial de los que radican en la capital, Mérida. La vida de Roldán ha transcurrido en Mérida, donde nació en 1935, con excepción de los 10 años que vivió en los EU durante su juventud, de donde surge su interés por la traducción. En 1980 tradujo al español la obra de Ralph Roys (1940) Personal Names of the Mayas of Yucatan (Nombres personales de los mayas de Yucatán) con anotaciones de don Alfredo Barrera Vásquez, aunque aún está en su versión mecanoescrita.

Su obra literaria incluye al menos cuarenta títulos entre ensayos de corte histórico, poesía narrativa y crónica, la mayoría dedicados a la literatura y cultura mayas. Es compilador del Diccionario de Yucatecos Ilustres (2001), coautor del Diccionario de escritores yucatecos (2003), y colaborador especial del Diccionario del español Yucateco (2012). En su obra Memoria de los cafés de Mérida y otras crónicas (2008) da cuenta de la rutina citadina en los cafés de fines del siglo XIX y del XX. Ha ocupado diversos cargos en el ámbito de la literatura, la cultura y las artes en dependencias de gobierno.

En Yucatán insólito (2003) recopila episodios curiosos e inverosímiles, así como un conjunto de voces autorizadas de antiguos cronistas regionales y de sus propias experiencias, y rescata a personajes únicos y extravagantes de los siglos XIX y XX. Indica que los yucatecos crearon un mundo de expresiones y frases coloquiales simpáticas y muy eficaces para mostrar algún estado de ánimo, o burlarse. Unas han perdido vigencia, otras aún son usadas: “Agarrar cama o hamaca”, encontrarse grave debido a una enfermedad; “Que te mantenga el gobierno”, dicho usado para rechazar a alguien que pide dinero o que no gusta de trabajar; “Estar paleta”, estar sin dinero; “Echarse una pestaña”, hacer una siesta breve; “Plantársele a alguien”, retarlo; “Parar en seco”, detener a alguien si se quiere propasar; “Estar larga la soga”, se dice de la persona que se ha demorado mucho obrando en el baño; “Dar coche”, dilapidar o acabar de manera voraz con algo; “Abanicar la brisa”, poncharse, en el argot beisbolero; “Belleza de postigo”, mujer hermosa pero de piernas flacas, o caballona, si la mujer es de cuerpo grueso y muy alto.

Hallamos términos periodísticos como maquinazo, para salir del paso; o del lenguaje cantinero: punzar, beber cervezas; “Bacalear el trago” disfrutar lentamente una copa de licor, o “Trago de cochero” bebida muy fuerte. Otras refieren a los golpes como tamangazo, puñetazo, o sorrajar la madre, golpear a alguien con saña. Solimán, sin compañía, ni ayuda; quemar, estrenar, usar por vez primera una ropa o zapatos; chulear, decir piropos a una dama; perico, eufemismo por pendejo; crudelio, persona cruda, con resaca; gratán, por gratis, etc.

En reconocimiento a su obra literaria, en 1992 Roldan Peniche recibió el Premio Antonio Mediz Bolio y en 2015 fue reconocido con la Medalla Héctor Victoria Aguilar.

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