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El 16 de este mes se conmemoró el Día Mundial de la Alimentación, cuyo objetivo es que las sociedades de todo el mundo tengan acceso a alimentos de calidad y que ayuden en el desarrollo sostenible de la humanidad, acorde con la Agenda 2030 de la ONU, que tiene 17 objetivos para hacer realidad el derecho a la salud y hambre cero.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señaló que urge intensificar acciones para erradicar el hambre y todas las formas de mala nutrición, puntas de lanza que atentan contra los derechos humanos a la vida y a la salud.

Hoy en día existen cerca de 820 millones de personas que sufren hambre. Como sociedad, debemos entender que el problema no radica solo en la falta de alimentos, sino en que tengamos acceso a nutrientes adecuados, que eviten los más de 2 mil millones de personas adultas y casi 380 millones de niñas, niños y adolescentes que tienen sobrepeso u obesidad, pruebas más que evidentes de lo que es una mala nutrición.

De acuerdo con lo dicho en la conmemoración de la efeméride, los sistemas alimentarios no garantizan la suficiencia de comestibles para todas y para todos y no proporcionan dietas saludables o, en determinados casos, contribuyen inclusive a la degradación del ambiente.

De lo anterior derivarían el sobrepeso o la obesidad en la población, al igual que las enfermedades por la ingesta nociva de agregados a los productos alimenticios que se comercializan en nuestro país y en otras partes del mundo.

Al inicio de este mes, la Cámara de Diputados del país aprobó reformas a la Ley General de Salud para que alimentos y bebidas no alcohólicas incluyan en su etiquetado información nutrimental veraz, visible y de fácil comprensión, para que los consumidores sepan a ciencia cierta lo que ingieren y lo que dan de comer a sus hijas e hijos. También se establecerán programas que promuevan la alimentación nutritiva para reducir la mala nutrición y las enfermedades, que derivarían en cuatro tipos de cáncer ocasionados por la obesidad, entre otras afecciones.

En este punto, la reflexión ha de llevarnos al análisis profundo de que el amor hacia nuestros seres queridos no es darles de comer en exceso, sino radica en cuidar adecuadamente que no tengan una dieta basada en azúcares, sal (sodio), grasas saturadas o calorías, que devendrán en diversas dolencias como el sobrepeso y la obesidad y tristemente en una muerte prematura.

El trabajo solidario es de toda nuestra sociedad para evitar que congéneres sufran hambre, pero, por sobre todo, con nuestros seres amados a quienes queremos ver crecer con salud plena y respeto absoluto a sus derechos fundamentales.

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