El pasado jueves 6 se conmemoró el Día de la Enfermera y del Enfermero, con un especial reconocimiento a estos trabajadores de la salud, en estos tiempos en los que la humanidad entera está librando la batalla contra el Covid-19.

Desde luego este reconocimiento se hace extensivo a todas las personas que laboran en el cuidado de la salud de la población, médicos, enfermeras y personal administrativo, por el riesgo que conlleva la lucha contra el flagelo del coronavirus y su variante Ómicron.

Fue a iniciativa del Dr. José Castro Villagrana, entonces director del Hospital Juárez de México, en 1931, cuando se estableció el 6 de enero como el Día de la Enfermera y del Enfermero, de acuerdo a lo que nos informa la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Desde ese entonces se reconoce en México la importante labor que en materia sanitaria realizan las y los profesionales de la salud, sobre todo el personal de enfermería que está considerado como un pilar fundamental en el cuidado de la salud de la población.

El derecho a la salud está protegido por las leyes nacionales e internacionales y es una prerrogativa fundamental que obliga a los Estados a dar el auxilio que precisa la población, según lo establecen las normas propias y las suscritas y ratificadas por nuestro país.

Nuestra sociedad considera, en gran porcentaje, que la enfermería es una de las ocupaciones más respetadas y valoradas por nuestra población, de acuerdo con la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México.

Justo es reconocer que debido a la pandemia por el Covid-19, el personal de enfermería y los médicos son considerados uno de los sectores más vulnerables y día con día están en la lucha diaria en apoyo a quienes pueden verse afectados por la pandemia.

Al menos 17 mil trabajadores de salud han fallecido en el mundo, según Amnistía Internacional. La CNDH, en internet, cita al Consejo Internacional de Enfermeras CIE, que estima que las enfermeras fallecidas a inicios del 2021 fueron 1,500, en 44 de los 195 países del mundo.

Aun a riesgo de su salud y la de sus familias, quienes atienden a la población en el sector sanitario libran la batalla contra la pandemia, con profesionalismo, entrega y aportando sus conocimientos en bien de la población.

En el reconocimiento que la sociedad y autoridades hacen a estos profesionales de la salud, considero que todas las personas debemos aportar nuestro granito de arena, observando las medidas sanitarias que se han adoptado, para evitar el crecimiento desmesurado del número de contagios, que pondrían en riesgo la capacidad hospitalaria en todas partes del mundo.