La ONU, los derechos humanos y nosotros
El poder de la pluma
Dos guerras de alcance mundial. El genocidio contra el pueblo judío… Y los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki que pusieron punto final al segundo conflicto armado con la rendición incondicional de Japón, el 15 de agosto de 1945.
Sin embargo esas manifestaciones de barbarie movieron a los países del orbe, que decidieron organizarse para que la humanidad no volviese a sufrir los indecibles tormentos de una guerra que involucre al mundo entero.
Así, el 26 de junio de 1945, 50 Estados firmaron en San Francisco la Carta de las Naciones Unidas. Actualmente se considera que 193 pueblos forman parte de la ONU, cuya efeméride conmemoraremos el próximo día 24.
Otros motivos para la integración de la ONU fueron: Reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, además de crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, y promover el progreso social, así como elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.
En lenguaje llano el objetivo es el respeto a los derechos humanos, a la dignidad de hombres y mujeres y a fomentar los valores que tiene la persona humana digna, que debe de luchar contra los antivalores.
No olvidemos que todos los valores, como la dignidad, la honestidad, la empatía, etc., tienen un antivalor que, si hemos de darle otros nombres conocidos, son el bien y el mal.
Esa es la eterna lucha que la humanidad ha de librar para ser sembradora del bien y no cultivadora del lado negativo que nos inclina a destruir, a eliminar el amor, la solidaridad y la empatía de nuestro lenguaje.
Si tú, estimado lector, deseas cambiar al mundo, será casi imposible que lo logres, pero sí existe un mundo que puedes cambiar y ese es el tuyo, tu vida.
Para lograrlo sólo hemos de ser respetuosos de los derechos humanos.
Démosle ese sentido positivo a nuestra existencia.