“Sumisión”, de Houellebecq
Las de ideas de esta obra resultan provocadoras e invitan a estar atentos del acontecer mundial.
Ahora que se dieron las elecciones en Francia, con la consecuente derrota del Frente Nacional encabezado por Marine Le Pen (la Trump europea) y el triunfo de Emmanuel Macron, socialista, izquierdista y populista al que se le ha llamado “el tonto útil del islam”, debido a su postura multiculturalista y conveniente apertura al voto musulmán, me avoqué a leer una novela que tenía pendiente desde hace un par de años: Sumisión (Anagrama, 2015), del polémico escritor Michel Houellebecq.
El libro presenta un futuro cercano, pues se desarrolla en 2022 y plantea el inesperado triunfo del candidato del ficticio partido de la Hermandad Musulmana, todo filtrado a través de la mirada de Francois, un académico experto en el decadente escritor del siglo XIX, J.K. Huysmans, pesimista y crítico de la vida moderna, como el propio Michel. El protagonista nos cuenta desde una óptica del desencanto, la misantropía y la misoginia, los acontecimientos que se desarrollan tanto en Francia como en Europa a partir de la llegada del islam al poder, cuyas consecuencias incluyen un cambio en el modo de vestir, la reducción del desempleo y la tasa de criminalidad, inversiones millonarias de las monarquías petroleras del Medio Oriente, la legalización de la poligamia y una masiva -y casi obligada- conversión religiosa.
Todo esto paralelamente a la crisis de la edad madura de Francois, quien siente que su vida intelectual y emocional ha llegado a su fin, a la par de sus disquisiciones literarias y filosóficas que encuentran un símil en Huysmans, quien tardíamente se convirtió al cristianismo. Los tópicos abordados en esta obra, si bien son de una de relevancia pertinente, no terminan de imbricarse en la trama, donde aparecen y desaparecen al libre arbitrio y, en muchos casos, de una manera superficial.
Por tanto, Sumisión es un libro menor entre la bibliografía de su autor, que incluye obras tan logradas como Las partículas elementales, Plataforma, etc. Además, mientras que el protagonista se toma su tiempo para relatarnos sus reflexiones literarias, filosóficas y eróticas, cuando llega el desenlace ocurre de manera brusca y sin mayor explicación. Sin embargo, esta ficción política se me figura una novela-ensayo, razón por la cual se permite estas digresiones estructurales y estéticas. Es un libro de ideas más que de anécdotas. Ideas que, a pesar de todo, resultan provocadoras e invitan a estar atentos del acontecer mundial.