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La lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente es una tarea de todos, pero hoy pondré el foco en las mujeres, concretamente en aquellas que convirtieron la preservación de la naturaleza en su bandera con un único objetivo: dejar a las próximas generaciones un mundo mejor. El cambio climático está poniendo en peligro el planeta y, como consecuencia, la vida de los seres que lo habitan.

Sin lugar a dudas, luchar contra este fenómeno es uno de los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad, al tiempo causante del problema y única capaz de solucionarlo en las próximas décadas. En esta ardua tarea, que requerirá del compromiso de todos, tendrán un papel fundamental las mujeres. Un papel que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya reconoció en 1995, durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Pekín. Allí se establecieron tres objetivos estratégicos en lo relativo a la mujer y el medio ambiente: la participación activa de las mujeres en todos los niveles de adopción de decisiones sobre el medio ambiente; la integración de sus preocupaciones y sus perspectivas en políticas y programas relacionados con el medio ambiente, y el establecimiento de métodos de evaluación de la repercusión de las políticas de desarrollo y ambientales en las mujeres.

Durante la última década, la Madre Tierra no ha parado de lanzar mensajes: empezando por el terremoto y el tsunami que afectó a la central nuclear de Fukushima en 2011 y terminando por los graves incendios que devastaron miles de hectáreas en Australia en 2019. Más allá de estos hechos concretos, preocupan fenómenos como la subida de la temperatura media de la tierra, el deshielo de los polos y los glaciares, y el aumento del nivel del mar o la pérdida de biodiversidad, que tiene un papel protector fundamental a la hora de evitar la proliferación de enfermedades infecciosas como el Covid-19.

Quiénes mejor que las mujeres, también fuentes de vida, para cuidar el planeta. Ellas están cada vez más presentes en los grandes órganos de decisión del mundo, como Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea y gran abanderada de la Recuperación Verde tras la crisis del coronavirus. Desde fuera de las instituciones, numerosas mujeres hacen alarde de su activismo a diario y luchan por mejorar la salud del medio ambiente. Aquí destaca la joven Greta Thunberg, que con sólo 17 años se ha convertido en imagen del compromiso de los jóvenes en la lucha contra el cambio climático.

Para llegar hasta aquí, las mujeres han tenido que reivindicar durante décadas la igualdad de género, un terreno en el que, como reconoce la propia ONU en su ODS 5, todavía queda mucho por hacer. Los desastres provocados por el clima exacerban las desigualdades de género arraigadas, es decir, a menudo las mujeres y las niñas son las últimas en comer o en ser rescatadas, se enfrentan a mayores riesgos de salud y seguridad. Un motivo más para seguir admirándolas y respetándolas, ante todo.

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