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Han pasado ya más de 180 años desde que Alexandre Edmond Becquerel observó por vez primera el efecto fotovoltaico, y 115 desde que Albert Einstein publicó su “Heurística de la generación y conversión de la luz”, revolucionario artículo en el que explica el efecto fotoeléctrico, y por el cual le conceden el premio Nobel de Física en 1921. Pero no es sino desde hace relativamente pocos años que la energía solar fotovoltaica ha estado dando saltos importantes en desarrollo tecnológico y se ha generalizado su utilización, ganando porciones cada vez más significativas del mercado energético global.

La muy necesaria transición energética hacia fuentes limpias y renovables, para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático, ha estimulado una transformación de los sistemas eléctricos, y la digitalización ha sido la protagonista de los sorprendentes avances que hemos atestiguado en esta industria. A partir de que decido, hace poco más de una década, incorporarme de lleno como un participante de esta industria, he observado con atención tanto las innovaciones tecnológicas de los equipos que nos proveen los fabricantes, como también los cambios en la comprensión y adaptación de los clientes que se convencen de los beneficios y deciden hacer inversiones en generación de energía renovable.

Hoy creo que ya es tiempo de que el sector energético en México empiece a dar una mayor importancia a la digitalización, como un elemento crucial para su crecimiento y consolidación. Sería un grave error seguir considerando la digitalización como algo que “sería muy bueno tener”, pero al mismo tiempo continuar aplazando su implementación, y perder así las enormes oportunidades que puede ofrecer para reducir costos y optimizar la rentabilidad. El primer paso para descubrir una oportunidad es reconocer que existe. Y podría estar pasando esa oportunidad ante nuestros ojos, pero, al ignorar los beneficios que puede ofrecernos, dejamos que se aleje sin aprovecharla.

Algunas de las tecnologías digitales que están perfilando los sistemas energéticos del futuro son el big data, el internet de las cosas, la computación en la nube, la automatización, la ciencia de datos, el blockchain y el análisis avanzado de datos, que intervienen desde el pronóstico y la planeación hasta la operación, la medición y el monitoreo, el comisionamiento e incluso su liquidación.

Una encuesta de Det Norske Veritas Group, en 2019, entre 1,919 profesionales de todo el mundo, acerca de la digitalización del sector, mostró que el 41% tienen a la digitalización como un elemento central de su estrategia, y el 89% reveló que el objetivo clave de la digitalización es el incremento de la eficiencia en sus operaciones. El 91% refiere que es necesario que sus colaboradores cuenten con habilidades digitales, siendo las dos más importantes el big data y el análisis avanzado.

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