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Proteger, reforzar, vigorizar, robustecer, fortificar, consolidar, blindar, acorazar, son todos sinónimos generalmente aceptados para el verbo fortalecer, término muy utilizado por el presidente y sus colaboradores del sector energético en México para indicar qué es lo que quieren, y se proponen hacer, con las dos grandes Empresas Productivas del Estado: Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad.

En todo México, ninguna persona mentalmente saludable podría desear lo contrario. Todos quienes de alguna manera formamos parte del sector energético estamos de acuerdo en la conveniencia de que esas dos corporaciones sean robustas, sanas, limpias, eficientes. El problema estriba, en que no hemos encontrado el modo de coincidir en la forma de alcanzar ese fortalecimiento.

En una entrevista para Wired en el año 2000, Bill Clinton dijo: “Cuanto más crece nuestra interdependencia, generalmente prosperamos cuando los demás prosperan”, y esta sentencia es particularmente cierta en el sector energético. Si fortalecemos la interdependencia entre todos los participantes, es un hecho que todos saldremos ganando. Quienes nos dedicamos a la generación de energía limpia, solar o eólica, necesitamos un operador de la red independiente, como el Cenace; un regulador eficaz pero imparcial, como la CRE, y una institución pública como la Sener, que dicte las políticas a seguir y las impulse decididamente; una grande y valiosa red de generación, transmisión, distribución y de servicios conexos proporcionados eficientemente por una CFE sana, robusta, poderosa.

Aquí el gran obstáculo consiste en que el gobierno de nuestro país está cayendo consistentemente en lo que se conoce como la falacia de suma cero, que consiste básicamente en creer que este negocio es un juego en el cual la ganancia o pérdida de un jugador se equilibra exactamente con lo que pierda o gane otro participante, y eso no es así en la realidad. La energía en México puede y debe seguir siendo siempre un juego de ganar ganar; no sólo es posible, sino que es imperativo.

Es equivocado pensar que comprar energía a una empresa privada, a un precio más barato que si lo produjera yo mismo, me resta una soberanía y autonomía que termina ganando otro. Pretender limitar la libre competencia y concurrencia, para blindar o proteger a un participante del mercado, favoreciendo la venta de su producto aunque no sea ni el más limpio, ni el más barato, ni el de mejor calidad, es muy probable que no consiga fortalecer a la parte favorecida, pero, por el contrario, sí debilite al otro, lo cual nos conduce a la peor de todas las situaciones, una de perder perder.

Urge establecer lazos de diálogo entre todas las partes interesadas, hoy no existe. Y en ese espacio común, debe encontrarse la ecuación que permita sumar las fortalezas de cada uno, fijar la vista en el futuro y trazar la estrategia que nos llevará hasta él. En ese viaje, ninguno puede quedarse atrás, nadie puede perder, todos debemos ganar. O llegamos todos o no va nadie.

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